En la tercera de las epístolas del apóstol Juan, dirigiéndose, como anciano que era, a un querido hermano, llamado Gayo, le expresa en pocas palabras, el anhelo que, en cuanto a él, llenaba su corazón:
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. (3 Juan, 1:2)
Que, simplificándolo un poco más, este sería el sentido: Querido Gayo, así como espiritualmente vas a más, ruego a Dios, que tengas salud y que todos tus asuntos te vayan bien.
Porque Juan, testigo y conocedor de las enseñanzas de Jesús, (1 Juan, 1:1-3) sabía que: La salud y la prosperidad material, van precedidas, según el Señor Jesucristo, por la prosperidad espiritual.
Así que, veamos lo dicho por el Señor Jesús y que Juan oyó:
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo, 6:31-33)
¿Podrías pensar en ello?
AMÉN! que el Señor nos ayude con su infinita misericordia a ser mejores cristianos y personas!!
Es de lo que se trata Carlos.