En la primera de las epístolas que el apóstol Pablo le dirige a Timoteo, al que dejó en Éfeso para que instruyera en la fe, a todos aquellos que habían abrazado el evangelio del Señor Jesucristo, le recuerda que la raíz de todos los males es el amor al dinero, ya que, algunos, al codiciarlo, se desviaron de la fe, y ellos mismos, se causaron muchos sufrimientos. (1 Tim. 6:10)
Por lo que le recomienda, como hombre de Dios que es, que huya de esas cosas… (1 Tim. 6:11)
Porque, como nada hemos traído a este mundo y nada nos podemos llevar, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. (1Tim. 6:7-8)
Ya que el *sustento, al que se refiere Pablo, no se trata solo de alimentos para nutrir y dar vigor a nuestros cuerpos, sino de todos aquellos recursos que son necesarios para el caminar en Cristo.
Sean vuestra costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque Él dijo: No te desampararé ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador… (Hebreos, 13: 5-6)
Por lo que el *abrigo mencionado también por Pablo, significa además de un lugar confortable donde reposar, sentirse protegido y amparado por el Señor.
Dios es nuestro amparo y fortaleza. Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. (Salmos, 46:1)
Que, por todo lo expuesto, deberíamos, si es que somos hombres y mujeres de Dios, contentarnos con el sustento y abrigo, que nos brinda el Señor.
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. (Isaías, 41:10)
¿Podríamos pensar en ello?
*Tener sustento, del latín sustinere, indica entre otras acepciones: Sostener o sujetar desde abajo.
*Dar o tener abrigo, del latín apricus: Brindar auxilio, protección o amparo.
Amén
Muchas gracias por su comentario.
Lo confirmamos. Amén.