Seguro que habrán oído en más de una ocasión al igual que un servidor, predicaciones y exposiciones bíblicas sobre La Armadura de Dios. Incluso tal vez, hayan leído estudios y comentarios sobre el mismo tema; sobre la armadura de Dios.
Texto que encontramos en el último capítulo de la epístola a los efesios. (Efesios, 6: 10-20)
Y de nuevo, la semana pasada, tuve la oportunidad de oír a un hermano, disertar acertada y ampliamente sobre el mismo texto. Precisando verso tras verso, la utilidad de cada pieza de dicha armadura; pero que, curiosamente, al llegar al verso 18 de dicha epístola, me quedé “enganchado” a él:
Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.
Era como si tuviera que entender, de una vez por todas, que no es suficiente “vestir toda la armadura de Dios” porque, si no me ejercito constantemente en la oración para estar “espiritualmente en forma” de nada sirve. No sea que me suceda lo que le aconteció a David y me venga grande la armadura que me ha sido designada y no pueda ni andar con ella. (1ª Samuel, 17:38-39)
La oración, la súplica y la intercesión es lo que nos hace aptos para ceñirnos toda la armadura de Dios, porque sin estos “indispensables y necesarios complementos”, perdería su eficacia y protección. Quedando tan solo en un bello ornamento.
Ya que, la oración fortalece por igual al brazo que sostiene el escudo de la fe, como al que empuña la espada del Espíritu.
La oración eficaz del justo puede mucho. (Santiago 5:16)
¿Podrías pensar en ello?
Orando sin cesar venceremos
orando sin cesar venceremos
para poder vencer necesitas el poder
orando sin cesar venceremos.
Venceré porque El está conmigo
Venceré porque es mi amigo fiel
venceré, venceré, vencerás, vencerás, venceremos en el NOMBRE DEL SEÑOR.
Antonio, muy buen artículo, me ha gustao mucho, a un hermano de la congregacion le a parecido muy interesante en el culto de oración del viernes. Muchas gracias y un abrazo.
Muy bueno la oración es el recurso poderoso que Dios nos ha dado, lamentablemente ha sido descuidado. La revitalización de la Iglesia pasa por la oración.