Los sanos no tienen necesidad de médicos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores. (Marcos, 2:17)
Es la enfermedad, en términos generales, la alteración perjudicial del estado de salud de un ser vivo. De ahí que un enfermo viene a ser la persona que tiene alguna alteración en su organismo que perturba el buen funcionamiento del mismo.
Y para corregir dicha alteración, (en caso de producirse) lo habitual y lógico es que se acuda al médico, que es el profesional que intenta mantener y recuperar la salud humana. Y que este una vez realizado el correspondiente diagnostico, le prescriba al enfermo una serie de medicamentos y algunas recomendaciones, para su curación.
Los medicamentos que se prescriben, llevan en el envase que los contiene un prospecto o pequeño folleto en el que generalmente se indica lo siguiente:
Que es y para qué sirve el medicamento.
Cómo y cuándo tomarlo.
Contraindicaciones.
Y la duración del tratamiento.
Aunque muchos, que solemos leer detenidamente el prospecto del medicamento recetado, para informarnos de sus propiedades, no llegamos a tomarlo; y continuamos estando enfermos. Porque el conocer las propiedades de un medicamento no sana, sanamos cuando lo tomamos.
Y como Jesús, experto conocedor del tema que nos atañe, y habiendo diagnosticado la enfermedad que la humanidad padece, como crónica, tiene para todos los que lo necesiten, el tratamiento y la medicación adecuada.
La enfermedad en cuestión, se llama: PECADO. (Rom. 3:9-12, 23)
El medicamento prescrito: LA SANGRE DE JESÚS. (Efesios, 1:1-7) (1ª Juan, 1:7)
Siendo el «prospecto» de dicho medicamento, la Biblia, que nos dice:
Que es y para qué sirve el medicamento: (2ª Tim. 3:16-17)
Cómo y cuándo tomarlo: (Mateo, 11:28) (Juan; 14:15)
Contraindicaciones: Lucas, (Lucas, 21:17) (Juan 12:48)
Duración del tratamiento: (Mateo, 10:22)
Por lo tanto, si tomamos el medicamento prescrito por nuestro “médico” sanaremos; y si seguimos al pié de la letra las indicaciones del “prospecto” mantendremos sin recaídas a lo largo de nuestra vida, la tan deseada sanidad. Ahora bien, si solo leemos el prospecto Divino, sin más. Mal lo tenemos.
Así que de nosotros depende.
Fe y lógica pura; muy acertado FELICITACIONES Y BENDICIONES!!
Genial como siempre . Y muy útil. Gracias querido pastor.