Durante la lectura del Cantar de los Cantares de Salomón, quedé sorprendido al ver que se cortaba de manera súbita, el precioso y poético dialogo entre Salomón y la sulamita, intercalando a modo de cuña, la siguiente oración:
Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en ciernes. (Cantares, 2:15)
Pero al volver a releer lo leído, entendí, que una relación, por hermosa que sea, puede llegar a tener fin por cosas o situaciones a las que no se les suele dar importancia. La Palabra (a esas cosas) las llama zorras pequeñas, porque al ignorarlas, van royendo poco a poco la base (el tronco) en la que se sustenta la relación, hasta lograr que el fruto que debería dar dicha relación, no sé de, se seque y muera.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. (Juan, 15: 5-6)
Por lo tanto, como la relación descrita en el Cantar de los Cantares es una relación de entrega mutua, y como la más bella relación de entrega mutua es la de la criatura con su Creador, debemos cazar “todas las zorras pequeñas” para no perder dicha relación.
Porque, así dice el Señor:
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. (Juan, 15:7)
Así que de nosotros depende.
¿Puedes pensar en ello?
Juan 17:20,24 Jesús nos habla de un amor que va más haya de las palabras. Sus hechos dan testimonio de está verdad. Nadie jamás ha puesto más empeño en buscar lo que se había perdido. El nos habla de la verdadera unidad Dios con el hombre y le pide al Padre que seamos Unidos a Jesús como Jesús está unido al padre. Un día enteremos la verdadera unidad. Cuando nos unamos a Él en las bodas que está preparando para su amada…..