La fe, como escudo.

 

 

Sobre todo tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. (Efesios, 6:16)

Menciona la Palabra de Dios que debemos estar vestidos con una armadura (de Dios) para estar firmes y resistir las asechanzas del diablo. (Efesios, 6:11-12)

Pero que sobre todo, tomemos la fe como si de un escudo se tratara, para protegernos de los ardiente dardos que no pueda lanzar el diablo. Dardos certeros y muy dolorosos, si es que llegaran a alcanzarnos. Porque los dardos, son todos aquellos argumentos, pensamientos, frustraciones y dudas, con los que nos vamos a “topar” a lo largo de nuestro caminar en Cristo. (1ª Tim. 4:1)

Porque este (el diablo) sabe que si consigue desviarnos de la fe, que es en Cristo Jesús, somos pan comido para él. (1ª Pedro, 5:8)

Ya que la fe, es la total convicción de en quien hemos creído y el porqué lo hemos hecho. De ahí el motivo de utilizarla como escudo. Escudo que además de protegernos nos hará agradar a Dios. Que en definitiva es de lo que se trata. ¿Verdad?  (Hebreos, 11:6)

 

 

¿Podrías pensar en ello?

 

 

 

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