Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la Gloria de su Padre con los santos ángeles. (Marcos, 8:38)
Es, el qué dirán, una de las frases que más nos importan a los naturales de mi país.
Algunos creen que se trata de una herencia cargada de temor que nos dejaron nuestros antepasados. Temor que surgió a consecuencia del periodo inquisitorial que azotó España durante muchos años. Años en los que se perseguía y condenaba, incluso a muerte, a todos aquellos que disentían de la religión oficial; echando profundas raíces en la mente y en los corazones de los españoles.
Nos importa y mucho (a la mayoría) lo que puedan pensar y decir de nosotros. Sobre todo a nivel religioso, incluso aunque no lo seas.
De tal manera nos importa, que muchos de nosotros, cristianos, apellidados evangélicos, avergonzados, llevamos el nombre y el apellido en secreto.
Y que al igual que muchos años atrás, (por miedo a la Inquisición) participamos en ceremonias y eventos (por el qué dirán) en los que no deberíamos participar por nuestra condición de nacidos de nuevo, diciéndonos (justificándonos) a nosotros mismos que aunque estemos ahí, nuestra mente, es decir nosotros no participamos de la ceremonia en cuestión.
Lo cierto es que en lo más profundo de nuestro ser, nos avergonzamos, aunque digamos lo contrario, de Jesucristo y de sus palabras.
Tememos que al ser diferentes a la mayoría, piensen diferente de nosotros. Pero la verdad, es que somos diferentes y, esa diferencia, no la deberíamos ocultar, si es que Jesús nos ha hecho nuevas criaturas.
Por lo tanto, lo único que debe importarnos, es lo que pueda decir de nosotros, el Señor Jesucristo, y el qué dirán en el cielo, cuando pudiendo dar testimonio de nuestra fe, avergonzados, no lo hacemos.
Y ahora hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. (1ª Juan. 2:8)
Nosotros no nos avergonzamos, muy por el contrario, nos sentimos orgullosos de ser cristianos evangélicos.
Bendiciones
Muy bueno, antonio, es una condición de
pagar el precio, cuanto mas decididos seamos
mas facil sera. Muchas bendiciones para todos.
Manuel