Obedeciendo a Dios antes que a los hombres.

 

He oído decir en más de una ocasión a algunos hermanos, que solo obedecen a Dios y no a los hombres.

La última vez que lo oí, fue durante la visita de un varón al que el Señor utiliza en la palabra profética, y lo oí de boca de alguien que se molestó al no invitarle a salir con los ancianos y líderes, para que se orase por ellos, a pesar de que el día anterior se oró por dicha persona y por todos los que lo desearon.

Invitación dirigida (en esta ocasión) exclusivamente (así lo sintió dicho varón) para los ancianos y líderes.

La verdad es que más de una ocasión, al intentar hacer que alguien considerara, Biblia en mano, su caminar a la luz de La Palabra, se dirigieron a mí (incluso a mis espaldas) con estas palabras: Yo obedezco a Dios antes que a los hombres. Cosa que con sus hechos lo negaban.

En pocas palabras, que no era nadie para dirigirme a ellos, al entenderse directamente con el Señor, por lo tanto mi opinión como pastor, sobraba.

Cuando (generalmente) los que dicen que sólo obedecen al Señor y no a los hombres, llenos de orgullo religioso, ni obedecen a Dios ni a los hombres.

Sé que algunos de nosotros (los que decimos que trabajamos para el Señor) nos consideramos o nos atribuimos ser los únicos poseedores de las verdades y bondades del reino de los cielos, por lo tanto administradores de ellas; cuando en Las Sagradas Escrituras se nos dice que sólo hay un mediador (intermediario) entre Dios y los hombres y, que en verdad el mencionado, no es precisamente ninguno de nosotros. (1ª Tim. 2:5) 

Así y todo, el Señor siempre ha utilizado a algún hombre para ser “portador” a la vez que portavoz de Su Palabra, al delegar en él para dar a conocer Su Voluntad, como lo hizo por ejemplo, con Moisés:

Dijo Jehová a Moisés: Sube ante Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos.
Pero Moisés solo se acercará a Jehová; y ellos no se acerquen, ni suba el pueblo con él.
Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho.
Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel. 
(Éxodo, 24:1-4,7)

Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.(Núm. 27:12-13)

Pasado el tiempo, al llegarle a Moisés la hora de presentarse ante el Creador, delegó por mandato del mismo en Josué:

Jehová dijo a Moisés: Sube a este monte Abarim, y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel. Y después que la hayas visto, tú también serás reunido a tu pueblo, como fue reunido tu hermano Aarón.  (Éxodo, 24:1-4,7)

Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación, que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor.
Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él; y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos.
Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca
.
(Núm. 27:16-20)

Y el pueblo al igual que se comprometió con Moisés, se comprometió con Josué para obedecerle, con la única condición de que caminara con el Señor y fuera valiente para ejecutar sus mandatos, porque esa es la condición de toda persona a la que el Señor llama a su servicio:

Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes. De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés. Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente. (Josué, 1:16-18)

Pero que al igual, que el Señor delegó en algunos hombres para llevar a cabo sus propósitos, siempre ha habido alguien que ha dudado que esto fuera así, murmurando y rebelándose contra las personas que el Señor escogió para llevar a cabo su plan:

Coré hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví, y Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, de los hijos de Rubén, tomaron gente, y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre.
Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?   
(Núm. 16:1-3)

Sin olvidarnos también de la lección que les dio el Señor a los israelitas, a través de la vara de Aarón. (Núm. 17:1-13)

Incluso el mismo Daniel le pide perdón al Señor por no haber obedecido las palabras de los profetas enviados por el Señor:

De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado, y no(Daniel, 9:9-10) obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas.  (Daniel, 9:9-10)

Con esto no tratamos de decir, que se tenga una fe ciega con todos aquellos que desde un púlpito o desde otro lugar enseñen o expongan doctrinas similares o diferentes a las ya establecidas por el Señor, simplemente porque digan que recibieron nuevas revelaciones, al haber sido llamados al “ministerio” por el mismo Señor. (Gal. 1:8)

O que se nos prohíba o desvíe con diferentes y variados argumentos, a dejar de dar a conocer lo que hemos visto y oído, al igual que les sucedió a los primeros discípulos:

Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.(Hechos, 4:18-20)

Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. (Hechos, 5:27-29)

De lo que se trata es que debemos entender, que el Señor utiliza a hombres fieles para dar a conocer con la ayuda del Espíritu Santo a su hijo Jesucristo. Hombres preparados y capacitados en la escuela del Espíritu, en los cuales el Señor delega la administración de sus asuntos, de algunos de sus asuntos, como pueden muy bien ser, pastorear o apacentar “sus ovejas”

Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.(Hebreos, 13:17)

Por lo tanto, naturalmente que se debe obedecer a Dios antes que a los hombres, pero sin olvidar que al rebelarnos contra cualquier hombre que el Señor ha llamado y le sirve con toda honestidad y fidelidad, nos estamos rebelando contra el que lo llamó y capacitó; en pocas palabras: Estamos desobedeciendo al Señor y no al hombre, aunque creamos lo contrario.

Así que, si alguno piensa estar firme, mire que no caiga.

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

 

6 comentarios sobre “Obedeciendo a Dios antes que a los hombres.

  1. No alegra su artículo, bien q tiene la razon, hemos tenido la oportunidad de escuchar personas q se manifiestan con tal actitud, diríamos que aun no han nacido de nuevo, oremos para q Dios les de la oportunidad de arrepentirse y ser obedientes no solo a Dios, sino aquellos hombre q Dios ha escogido para instruirles en la Palabra de Dios.
    Gracias Pastor p tan gran oportunidad de reflexionar en la Sagradas Escrituras.

  2. Así es par amado Pastor, todo cuanto dices y haces es para mi palabra del Señor. Que nuestro Dios te siga bendiciendo e iluminando, para que puedas volcarlo hacia nosotros.

  3. Gracias querido pastor por guiarnos y orientarnos con tus pensamientos; que el Señor te siga bendiciendo e inspirando para poner luz a nuestras penumbras.

  4. Pastor Antonio es un placer recibir sus reflexiones, con gusto las leemos y son excelentes gracias por su comunicacion con nosotros. BENDICIONES SEAN PARA TODOS Y LA GRACIA EN SEMANA SANTA.

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