Creo que a través de las reflexiones y artículos que suelo compartir habitualmente, se sabe que estoy al frente de una congregación en un bello pueblo de la costa mediterránea española.
Congregación a la que junto mi amada esposa, dimos inicio años atrás, y que con el tiempo se fue consolidando, adquiriendo a través de ese tiempo, apoyados en la Palabra de Dios y bajo la dirección del Espíritu Santo todo tipo de experiencias que nos ayudaron a seguir adelante y a madurar en Jesucristo.
Aunque lo que aún no hemos podido llegar a comprender, a pesar de los años, es a todos aquellos que llamándose hijos de Dios, con su actitud dejan en entredicho dicha filiación, principalmente al dejar de lado parte de La Palabra de Dios y seguir desafiantes, sin atender a razones, sus propios caminos. Pero, eso sí, sin dejar de congregarse.
Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. (Juan 14:23-24)
Pues bien, esa actitud es definida como obstinación. Porque la obstinación es el estado de ánimo que se caracteriza por la terquedad y la tozudez para comprender o entender determinadas cuestiones o puntos de vista diferentes a los propios. Manteniendo excesiva firmeza en sus puntos de vista, sin querer tener en cuenta, aunque sea mínima, otra posibilidad que se le presente o exponga.
Y en nuestro caso particular, (como cristiano hablo) al diferir de lo claramente expuesto en La Palabra de Dios para su observancia. A pesar de que al observarla (obedecerla) resulte de hecho en nuestro propio beneficio. Pero, que los obstinados se negarán a reconocerlo, y al no entenderlo así, no accederán de ningún modo a pensar de diferente manera a como lo hacen.
Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.
Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. (Juan 12:47-48)
Encontrando un claro ejemplo en los capítulo 13 y 14 del libro Números de las consecuencia que dicha actitud trae a los que obstinadamente dicen no, cuando el Señor dice si, y sí, cuando el Señor dice no.
He aquí un pequeño ejemplo:
Y se levantaron por la mañana y subieron a la cumbre del monte, diciendo: Henos aquí para subir al lugar del cual ha hablado Jehová; porque hemos pecado.
Y dijo Moisés: ¿Por qué quebrantáis el mandamiento de Jehová? Esto tampoco os saldrá bien.
No subáis, porque Jehová no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros enemigos. Porque el amalecita y el cananeo están allí delante de vosotros, y caeréis a espada; pues por cuanto os habéis negado a seguir a Jehová, por eso no estará Jehová con vosotros.
Sin embargo, se obstinaron en subir a la cima del monte; pero el arca del pacto de Jehová, y Moisés, no se apartaron de en medio del campamento.
Y descendieron el amalecita y el cananeo que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Horma. (Núm. 14:40-45)
Porque además, según leemos también en 1 Samuel, 15:23, la obstinación es comparada a la idolatría; es decir, está en el mismo nivel a los ojos del Señor el pecado de idolatría como el de obstinación. Por lo tanto, un obstinado es un idólatra. Y se es (idólatra u obstinado) porque al estar por encima de La Palabra del Señor su punto de vista o su propia opinión, se idolatra a sí mismo al elevarse a los “altares” del conocimiento. (1 Cort. 10:14)
Pero lo más inquietante es que si la obstinación es considerada como idolatría según Las Sagradas Escrituras, la cosa es más seria de lo que se piensa, porque según estas, es un pecado de muerte. (1 Cort. 6:9) (Apoc. 21:8, 22:15)
Así que, los que aún nos obstinamos en hacer de lo bueno malo y de lo malo bueno, según nuestro propio criterio, deberíamos cambiar de actitud, y reconocer sin fisuras que toda la Palabra es inspirada por Dios y por lo tanto digna de ser obedecida y respetada, incluso cuando no se ajuste a nuestra forma de pensar o entender. Y si de lo que se trata, solo es cabezonería (sin más ) para no tener que ver herido nuestro orgullo, al tener que ceder ante opiniones que considerábamos equivocadas y no lo eran y por lo tanto contrarias las nuestras, deberíamos asumir que somos nosotros los que debemos ajustarnos a La Palabra de Dios y no La Palabra a nosotros, si es que en verdad, queremos agarrarnos a la mano que siempre tiene tendida el Señor.
Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. [2 Tim. 2:19-21)
Y quiero terminar puntualizando, que la obstinación, también puede tener y de hecho la tiene, una motivación positiva, sobre todo, para los que seguimos de cerca a Jesucristo sin cuestionar sus palabras y enseñanzas, porque más allá de los obstáculos y los inconvenientes que puedan surgir al dar conocer las Buenas Noticias (la salvación) que Él ofrece, dicha actitud, con la ayuda del Espíritu Santo, nos favorecerá.
Y lo hará, porque al ser también (la obstinación) sinónimo de tenacidad y voluntad fuerte, nos llevará a ver cosas que nunca vimos y hacer cosas que nunca hicimos, al proclamar con valentía el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. (2 Tim. 4:1-2)
Así que de nosotros depende.
que todo sea para la Gloria de Nuestro Señor!! amén y amén!!
Muchas gracias querido Pastor, que Dios los bendiga y proteja!!
Y que de la insignia Xoom de seguir observando el domingo como día de descanso cuando en la Biblia he encontrado que desde la creación Dios reposo bendijo y santificó el Sábado como día de reposo? Y encontró que Jesús lo guardó y Pablo también y los apóstoles y la Virgen Maria con las otras dos mujeres y no he encontrado nada donde diga que se Jesus cambio los 10 mandamientos donde el 4o Mandamiento se refiere a acordarnos de observarlo? No es obstinación esa, seguir observando el domingo cuando debe ser el sábado? O somos o no somos como Ud bien lo dice .. los cambios no son fáciles pero esto lo heredamos de los católicos porque de allí salimos y ellos son los que lo cambiaron según investigué.. Dios le bendiga pastor y vea luz en esto que le comparto
Óscar Mejia
Dios les bendiga, ha sido de gran bendición para mi vida este estudio biblico. El Señor continúe dando conocimiento en cuanto revelación de su palabra. Paz y gracia sean con vosotros. Bendiciones
Amen ! Dios me ha hablado …Que la gloria sea a El!