Al leer en Éxodo que el Señor le dijo a Moisés que el joven Bezaleel, hijo de Uri y nieto de Hur, había sido escogido para dirigir la construcción del Tabernáculo de Reunión y todos sus utensilios, cuyo diseño el Señor le había mostrado a Moisés, (Éxodo, 25:1-9) me vino a la mente, el testimonio de un hermano que, de niño, su abuelita iba a buscarle a su casa, y de la mano, le llevaba con ella a la iglesia, y allí, aunque pequeño, el Señor le tocó el corazón. Recalcando (este hermano) lo importante que fue para él, tener una abuela creyente.
Así que veamos:
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor. (Éxodo, 31:1-5)
Escogió el Señor a Bezaleel, cuyo padre fue Uri y su abuelo Hur de la tribu de Judá, llenándole de sabiduría e inteligencia, como acabamos de leer, para la construcción del tabernáculo de reunión. Pero no vamos a hablar de Bezaleel (de momento) si no de su abuelo Hur.
Según el historiador judío Flavio Josefo, aunque la Biblia no mencione este hecho, era Hur, esposo de Miriam, hermana de Moisés, por lo tanto, cuñado de Moisés.
La primera vez que se menciona a Hur en la Palabra de Dios se encuentra en Éxodo cuando el pueblo de Dios, recién liberado de la esclavitud de Egipto, se vio sorprendido por el ataque injustificado de los amalecitas. Tuvo Hur junto a Aarón que sostener las manos de Moisés para que Israel, pudiera salir airoso del ataque perpetrado por Amalec.
Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim. Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano. E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.
Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; más cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada. (Éxodo 17: 8-13)
La segunda mención de Hur, la encontramos también en el mismo libro del Antiguo Testamento, donde Moisés, al subir al monte Sinaí para recibir las tablas de la ley escritas por Dios, delegó en Aarón y Hur para resolver en su ausencia, en caso que lo hubiera, cualquier asunto o conflicto en el pueblo.
Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles. Y se levantó Moisés con Josué su servidor, y Moisés subió al monte de Dios.
Y dijo a los ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros; y he aquí Aarón y Hur están con vosotros; el que tuviere asuntos, acuda a ellos. (Éxodo, 24: 12-14)
Creo que con estos dos “flashes” que nos ofrece La Palabra de Dios sobre Hur, se podría definir, sin temor a equivocarnos, a pesar de ser un perfecto desconocido. el perfil que de “varón de Dios” tenía.
Ya que está Hur, junto a Aarón apoyando a Moisés y sosteniéndole las manos, cuando cansado, no las podía levantar mientras la batalla arreciaba. Si Aarón y Hur no hubieran estado allí, la batalla hubiera terminado en derrota. El desconocido Hur ayudó a que Israel saliera victorioso en esa batalla.
Hur, no era un líder como Moisés. Tampoco era un general como Josué, ni un sumo sacerdote como llegó a ser Aarón, sin embargo “echó una mano” cuando el líder lo necesitó. Podía sostener las manos y eso hizo. Además, debido a esa acción llegó a ser un hombre de influencia entre el pueblo de Dios, al delegar Moisés en Hur y Aarón su autoridad, mientras él se encontraba en la presencia de Dios.
Era Hur, una de esas personas que a menudo pasan inadvertidas en nuestras congregaciones. Personas que están dispuestas a ocupar el “segundo lugar,” a orar en secreto, a llevar la carga de la Iglesia junto a los pastores, sin esperar nada a cambio; personas leales en las que se puede confiar. Son columnas (sin saberlo muchos) que sostienen tanto a los ministerios como a la Iglesia. (Mat. 6:5-6)
Y haciendo volar mi imaginación, tal vez, al regresar del collado donde estuvo largas horas sosteniendo las manos cansadas de Moisés, cansado él también por el esfuerzo realizado, ya en su tienda, probablemente, reunida su familia, contaría a los suyos lo sucedido en lo alto del collado, encontrándose entre ellos su nieto Bezaleel, atento y orgulloso de la hazaña realizada por su abuelo.
Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos. (Deut. 4:9)
Ya que: “Los abuelos pueden parecer el pasado, pero son quienes te enseñan a estar en el presente y quienes más pueden aportarte y te educan para el futuro”.
Y el presente vivido por Hur, al compartirlo, (es lo que creo) fue el futuro que Bezaleel vivió, porque el Señor, fijando los ojos en Bezaleel, decidió que fuera el nieto de Hur (Salmos, 18:20) quien construyera el Tabernáculo de Reunión, para encontrarse con su pueblo.
Y Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todas las cosas que Jehová mandó a Moisés. (Éxodo, 38:22)
Por lo que, volviendo al principio de esta reflexión, doy a gracias a Dios, por la abuelita, que, llevando de la mano a su nieto, hizo que este conociera al Señor, porque… Corona de los «abuelos» son los nietos (Prov. 17:6)
Bueno. Según algunos escritos rabinicos, Hur fue asesinado por los israelitas mientras Moshé estaba recibiendo la ley, ya que se nego a realizar el becerro de oro. Por tal motivo, el miedo acotó a Aaron, quien sintiéndose amenazado, cedió al pedido del pueblo de construir un dios en oro, decepcionados pensando que Moshé había muerto.
Muchas gracias por su aportación sobre Hur, de los escritos rabinícos.