Ejercitándonos para la piedad

Una de las recomendaciones que le  da el apóstol Pablo a  su discípulo Timoteo, en la primera de las cartas que le dirige,  es que se deje de historias absurdas y fábulas  que no conducen a nada y que dedique  más bien su tiempo,  a  ejercitarse para la piedad.

Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. [versi]54 4:7-8[/versi]

Ejercicio este, el de la piedad, que por lo visto,  o más bien por lo leído, no sólo era  recomendable que lo practicara  Timoteo, sino que es (actualmente) recomendable que lo practiquemos todos aquellos que de alguna manera queremos servir  o caminar con el Señor. Porque desde el mismo momento que  comencemos a ejercitarnos,   va a ser beneficioso  para muchas más cosas (naturales y espirituales) de las que nos podemos imaginar, según san Pablo.

Así que, al no tener  muy claro el sentido de “ejercitarse para la piedad”  tuve que recurrir en primer lugar a la oración, para que el Señor abriera mi mente para poder entender lo que no entendía,   [versi]42 24:45[/versi] y  a continuación, a todos los recursos impresos o digitales a mi alcance, sin dejar de lado en ningún momento La Palabra de Dios, porque…

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,…    [versi]55 3:16-17[/versi]

Y que, como ejercitarse,  de todos es sabido (incluso un servidor) que se trata de adquirir destreza para realizar o mejorar  cualquier actividad  por medio de la práctica   o  tratar de aprender algo,  vamos a dedicar un poco más de tiempo   al vocablo piedad, porque puede llegar a confundir   al tener una connotación  o significado diferente según como  y donde se aplique.  Ya que incluso se aplica  este término,  a una determinada y muy conocida  obra de arte.

Y a pesar de que lo más común, es entender la piedad como un acto de caridad o conmiseración, es mucho más. Y es mucho más porque  implica algo que en ocasiones no tenemos en cuenta, al haber limitado  dicho vocablo, al espacio que ocupa  la compasión.  Espacio que es mucho más amplio y completo.

Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. [versi]46 13:3[/versi]

Porque según la Biblia, libro  que entendemos  contiene  La Palabra de Dios, el término piedad incluye además del amor a Dios, la obediencia a sus mandamientos  y el llevar una   vida ejemplar.  En pocas palabras, la piedad es la sana doctrina puesta en acción, vivida y practicada.

Apoyándonos para ello en  un misterio  que lo fue durante un tiempo y que ya no lo es,  al haber sido en Cristo desvelado,  al manifestarse a los hombres, [versi]43 1:14[/versi] vindicarlo el Espíritu Santo, [versi]40 3:16[/versi] ser visto por los ángeles, [versi]60 1:12[/versi]  proclamado entre las naciones, [versi]40 28:19[/versi] creído en el mundo, [versi]45 10:9[/versi] recibido  en la gloria. [versi]41 16:19[/versi]

E  indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
[versi]54 3:16[/versi]

En pocas palabras,   la piedad de Dios  para con los hombres, es haber enviado  a su Hijo Unigénito para anunciar su Reino, ofrecerlo en  sacrificio para perdón de pecados y darles  vida eterna a  todos aquellos que le crean y acepten.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. [versi]43 3:16[/versi]

Por lo tanto,  ejercitarse para la piedad implica, una vez que se conoce y se asume  la obra redentora de Jesucristo el Señor, en esforzarse  con la ayuda del Espíritu Santo,  a crear una y más estrecha relación  con  Dios, a tomar decisiones a través de Él,  y a mantener la fidelidad hacia  su obra y persona. [versi]45 8:37-39[/versi]

Y que para ello, como se ha  apuntado  más arriba,  para ejercitarse convenientemente,  el amor a Dios,  la obediencia y la santidad son los medios ineludibles  para conseguirlo. Medios  que los que conocemos al Señor,   los tenemos muy cerca de nosotros,  a mano,  muy a mano. [versi]43 15:7[/versi]

Pero que, al  habernos (tal vez)  acomodado doctrinalmente, ejercitarnos para la piedad  no  nos resulte gratificante y  lo descuidemos,  prefiriendo  más bien disfrutar de  fábulas y charlas de viejas, y de la posición alcanzada por medio del evangelio, que esforzarnos para no engordar. Cuando el ejercicio  para la piedad es lo único que nos puede mantener en forma (espiritualmente hablando) para hacerle frente a todos los retos que nos puedan surgir en nuestro caminar en Cristo.

Porque… ¿Qué sentido tiene decir que se sirve a Dios y vivir de espaldas a Él?

Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. 
Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.
[versi]54 6:3-7[/versi]

Y para concluir, porque no hay mucho más que añadir, señalar lo que dejó dicho  alguien que desde que le “tocó” el Señor Jesucristo no dejó,  a lo largo de su vida, de ejercitarse diariamente para  la piedad, hasta llegar a conseguir ser todo un campeón en esta materia:

Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 
Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
[versi]46 9:25-27[/versi]

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

Un comentario sobre “Ejercitándonos para la piedad

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