Una vez que los israelitas salieron de Egipto, ya en el desierto, el Señor dirigiéndose a Moisés le dice que quería que hicieran un santuario para habitar en medio de su pueblo. Y que, en ese santuario, cuyo diseño le iba a mostrar, depositaran un arca, desde donde el Señor se revelaría y hablaría con Moisés. Arca, que el Señor también diseñó:
Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis. Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio.
Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel. (Éxodo, 25:8-10,21-22)
Muchos años después, cayó el arca en manos de los filisteos (1 Samuel, 4:1-17) que al tiempo al ver los filisteos el mal que les causaba tener el Arca de la Alianza en su poder, decidieron devolverla a Israel. (1 Samuel cap. 5 y 6)
La devolvieron sobre un carro nuevo tirado por dos vacas que criaban, hasta territorio israelita, en concreto a Bet-semes. Allí también causó mucho daño, debido a que los hombres de ese lugar, obraron de manera inconsciente y decidieron quitársela de encima. (1 Sam. 6:19-21)
De Bet-semes la llevaron a Quiriat-jearim, a una casa situada en un lugar alto (collado) propiedad de un levita llamado Abinadab, que tenía tres hijos, Eleazar, Uza y Ahío; a Eleazar, le santificaron para que custodiara el arca. Cuando tal vez, debería haber sido Abinadab, como cabeza de familia, el que asumiera tal responsabilidad y honor. (Deut. 6:6-9)
No hay mención alguna, en las Escrituras, sobre lo acontecido durante el tiempo que estuvo el arca en casa de Abinadab. Al parecer en esa casa, no se le dio la importancia debida a lo que significaba el arca: “La presencia (Shekhiná) de Dios. Pero, eso sí, toda el pueblo de Israel se lamentaba y añoraba la presencia de Jehová, cuando la tenían al alcance de la mano.
Vinieron los de Quiriat-jearim y llevaron el arca de Jehová, y la pusieron en casa de Abinadab, situada en el collado; y santificaron a Eleazar su hijo para que guardase el arca de Jehová. Desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte años; y toda la casa de Israel lamentaba en pos de Jehová. (1 Sam. 7:1-2)
Pasados 20 años sin que nadie se preocupara por el arca, reinando David, decidió ir a por el arca para llevarla a Jerusalén, pero sucedió un hecho luctuoso: Murió Uza hijo de Abinadab al tocar el arca, suspendiéndose por temor, el traslado del arca. (2 Sam. 6:1-9)
Y debido a este luctuoso suceso se decide dejar el arca en otro lugar, en este caso, en casa de otro levita llamado Obed-edom. Allí estuvo sólo 3 meses y por lo visto, en esa casa sí que se tuvo en cuenta que el Arca representaba la presencia de Jehová, porque bendijo el Señor esa casa de tan extraordinaria manera, que hasta llegó a oídos del rey David, que, debido a tal bendición, quiso llevarla a Jerusalén.
Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa. Fue dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y llevó con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David. (2 Samuel, 6:11-12)
Desde la muerte de Uza, hijo de Abinadab, no se vuelve a mencionar su nombre, ni su casa, ni el nombre de sus hijos en las Escrituras. Veinte años tuvieron el Arca de la Alianza en su casa y no supieron aprovechar la oportunidad que se les brindó. Parece ser, que no tuvieron en cuenta que, el Señor honra a los que le honran y tiene en poco a los que le desprecian. (1 Sam. 2:30)
De Obed-edom y su casa, sí que se hace mención en las Escrituras; porque el Señor hace misericordia a millares, a los que le aman y guardan sus mandamientos. (Deut. 5:10)
Y al estar Obed-edom, bajo la gracia y el favor de Dios, es decir, bendecido, sus descendientes, tuvieron el honor no sólo de servir al Señor como porteros en el Templo de Jerusalén, sino de estar al cargo de las provisiones y del tesoro del Templo:
Todos éstos de los hijos de Obed-edom; ellos con sus hijos y sus hermanos, hombres robustos y fuertes para el servicio; sesenta y dos, de Obed-edom. Y para Obed-edom la puerta del sur, y a sus hijos la casa de provisiones del templo. (1 Cron.26: 8,15)
Además, se apoderó de todo el oro, la plata y los utensilios que estaban en el templo de Dios bajo el cuidado de Obed Edom. (2 Cron.25:24)
Dos varones israelitas que, teniendo la misma oportunidad, obraron de distinta manera: Abinadab delegó sus funciones en uno de sus hijos y hubo consecuencias; Obed-edom al asumirlas, fue bendecido y prosperado; porque, para que la ley de siembra y cosecha, (Gál. 6:7) de resultado, el Señor, demanda responsabilidad.
Ahora, pues, Israel, ¿Qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? (Deut. 10:12-13)
Excelente reflexión
Muchas gracias.
Poderosa enseñanza, Dios siempre dispuesto,
pero somos nosotros los que tenemos la oportunidad de valorar y honrar las presencia de Dios o menospreciar y seguir buscando en dioses pagano… Amén
Muchas gracias por su comentario.
Amen linda enseñansa
Muchas gracias.
Que tremenda enseñanza, por qué se le había delegado una responsabilidad a Abinadab por qué se designó llevarla a su casa, y Dios dijo que la autoridad delegada en casa es el hombre, y no los hijos y eso hizo Abinadab delegarle la responsabilidad de cuidar del cofre a su hijo Uza, por eso pasó lo que pasó. Dios es muy sabio… a diferencia de Obed Edom quíen cuando llegó el cofre del Señor inmediatamente tomó su rol y la bendición fue también para su hijos, pero primero el padre; tomó su obligación y en tan solo tres meses, se notaron los cambios y es que pueden pasar 20 años pero seguir igual, porque, aunque la presencia de Dios estaba ahí, también había desorden, los roles estaban invertidos. Que Dios nos siga ayudando para que no pase tanto tiempo para tener la revelación de entender los que nos estás hablando .
Diana muchas gracias por su comentario.