Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. (Hebreos, 13:8)
Es algo normal en la actualidad, que la gran mayoría, de los productos que adquirimos, (por no decir todos) lleven fecha de caducidad.
Todos ellos, tienen un tiempo limitado de uso o consumo, perdiendo sus propiedades si se consumen más allá de la fecha recomendada; pudiendo ser incluso muy perjudiciales para la salud en caso de consumirse fuera de plazo.
En lo sobrenatural, hay algo que no tiene fecha de caducidad: La salvación que nos ofrece Jesucristo:
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hechos, 4:12)
Regalo que a pesar de habérnoslo ofrecido hace mas de dos mil años, aún se mantiene en vigor y con todas sus propiedades espirituales intactas. “Producto” igual de fresco y eficaz como el primer día que se dio a conocer.
Esperando, por lo expuesto, que sean muchos los que deseen aceptar la salvación de Dios; porque además de ser gratuita, es muy recomendable y útil, tanto para el cuerpo como para el alma. Para esta vida y la venidera.
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. (Juan, 6:35)
¡¡PIÉNSALO!!
Amén, amén y amén. Bendiciones.