De una misma boca proceden bendición y maldición.
Hermanos míos, esto no debe ser así. (Santiago 3:10)
Una de las señales externas más claras de la conversión, es la manera de hablar.
Las críticas, las murmuraciones, los juicios y las calumnias, son algunos de los hábitos del viejo hombre que más se resisten a la obra restauradora del Espíritu Santo.
La crítica, es el recurso de los envidiosos y el arma que utilizan los cobardes, instigados por el maligno, para desacreditar y destruir la credibilidad de los hijos de Dios.
El que critica, se convierte en juez; sin darse cuenta que al hacerlo, se está juzgando a sí mismo con lo que dice y hace: Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. (Rom. 2:1)
De tal manera es dañina la crítica y la murmuración para el que la practica, que puede hacer caer sobre él, todo el juicio de Dios. (1ª Cor. 10:10)
Aunque cuando estábamos sin Cristo, tanto la crítica como la murmuración, se podían considerar razonablemente comportamientos normales, dentro de la anormalidad del mundo; en Cristo, no se deben ni dar, ni tolerar, y lo normal debe ser la oración, la bendición y la súplica en el Espíritu Santo. (Mateo 5:43-45)
El deseo de nuestro Señor es que oremos, y no que critiquemos o murmuremos. (1ª Tim. 2:8)
Porque la oración es impulsada por el Espíritu Santo, el juicio y la crítica lo es por el acusador de los hermanos. Además al orar, estamos ejerciendo autoridad como Iglesia de Cristo. Y finalmente, porque orando, el fruto del Espíritu, va madurando y desarrollándose en nosotros.
Así que… Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, Porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1ª Tesa. 5:16-18)
¿Podrías pensar en ello?
Cuanta verdad encierran estas palabras. Con la murmuracion y el juicio, no solo no crecemos sino que sembramos la semilla del crecimiento raquítico en los demás. Les incitamos a seguir un ejemplo erróneo.
Al margen de ello, el único con capacidad de juicio es el Señor, por cuanto Él conoce el corazón del hombre y lo que hay en su interior. Cuantas veces hemos hablado de más dejándonos llevar por las apariencias…y luego hemos conocido las circunstancias que había detrás de algo que hemos criticado.
Gracias por recordarnos este principio tan necesario.
Un fuerte abrazo.
Damos gracias a DIOS por esta enseñanza. En verdad, vivimos un tiempo donde se practica la crítica y la murmuracion, y es triste ver como este espíritu, se ha introducido dentro de la iglesia, y a muchos esta dañando hasta PERTURBAR EL PROCESO de crecimiento en la vida espiritual del creyente; es muy importante esta enseñanza para la iglesia de hoy.
GRACIAS POR LA PALABRA inspiradora que siempre trae el ESPIRITU SANTO A SU PUEBLO
AURELIO Y MARIA ELENA
Tenemos que entender que existen dos tipos de críticas, la destructiva y la constructiva.
Con la crítica destructiva o (negativa) se pretende culpabilizar a alguien, resaltando principalmente todo lo malo.
La crítica constructiva propone una o unas soluciones a algun problema
La palabra crítica significa (capaz de discernir) y
tenemos que tener esta palabra presente para que nadie nos venda, gato por liebre o nos de una enseñanza que esté fuera de los principios bíblicos. Debemos saber discernir las intenciones de los demas, de lo contrario nos desviaremos por un mal camino.
Como siempre, tus artículos vienen como anillo al dedo y en el momento preciso. Muchísimas gracias y que Dios te bendiga.