Entonces Jesús, llamándoles, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.
Mas entre vosotros no será así, sino el que quiera hacerse grande será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo, como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos. (Mateo 20:25-28)
Hace ya más treinta años que me presentaron al Señor Jesucristo, comenzando en ese tiempo a dar mis primeros e inseguros pasos por los caminos de ese Señor tan desconocido hasta aquel entonces por mí.
Era tal mi hambre por la Palabra de Dios y el deseo tan grande de conocer mas de ella, que literalmente devoraba además de la Biblia, todos los libros que podía conseguir sobre cualquier tema relacionado con sus enseñanzas, llegando incluso a adquirir varias versiones de la Biblia para compararlas entre sí.
Llegué a leer desde los escritos de los Padres de la Iglesia hasta las novedades más recientes, innovadoras y espirituales de entonces, en las que se relataban todo tipo de experiencias espirituales de sus autores. Sobre todo del mover del Espíritu Santo; mover que me intrigaba y que desconocía completamente, consiguiendo de esa manera a través de los libros que leía, tener cierto conocimiento sobre el Espíritu Santo, hasta que ese “conocimiento intelectual” se convirtió y no a través de libros, en una realidad para mí.
Adquirí en aquel entonces unos conocimientos “biblioliterarios” muy importantes, cosa que no estoy muy seguro, hoy hubiera hecho. Aunque no puedo negar que sirvieron como trampolín para dar el gran salto de la mente al corazón. De lo natural a lo espiritual.
Pues bien, recordando recientemente algunos de aquellos libros, caí en la cuenta que la gran mayoría de los autores, “solo” se consideraban siervos de Jesucristo, (así de simple) hombres y mujeres dispuestos a servir a sus semejantes en la medida de sus posibilidades, ya fueran estas materiales o espirituales, y que ninguno o muy pocos de ellos se autodefinía, poseía o utilizaba el título de apóstol o similar.
Los Apóstoles de entonces, eran los que figuraban en la Biblia, al menos en España.
Todo lo contrario que sucede ahora que todos los “siervos son apóstoles”, esperando que gran número de hijos de Dios estén bajo “su cobertura y ministerio” además de estar prácticamente a su servicio con todos los bienes materiales que dispongan, y de manera incondicional; obviando el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo (me imagino que también Señor de ellos) y lo que dejó dicho en cuanto a servir a los demás. (Lucas 12:47)
Sin tener en cuenta o ignorar que la definición (resumida) de siervo es: Persona que está sometida al servicio de otra; y no un título nobiliario o similar. Aunque algunos así lo utilizan. Por lo tanto si se es siervo, la tarea que corresponde es servir y no que nos sirvan.
Porque no se busca servir a los demás en el nombre de Jesús, sino que algunos se sirven del nombre de Jesús, para que se les sirva. Y para ello disponen de revelaciones personales como si de una especialidad doctrinal se tratara, y que curiosamente chocan y no se complementan con las revelaciones que otros “grandes siervos” reciben.
Mucho han cambiado las cosas. Abundan infinidad de apóstoles como si de una clase o jerarquía sacerdotal, diferenciada y especial se tratara, y solo para ser obedecidos y servidos. Recordándonos continuamente que es mas bienaventurado dar que recibir, cosa que ellos nunca se aplican porque continuamente están esperando recibir, ya sea sumisión, ofrendas y diezmos, y que por lo tanto, se están perdiendo esa gran bendición que acompaña al dar que tanto proclaman. (Hechos 20:35)
El servicio o el servir a los demás, ha quedado relegado en el orden de las prioridades de los hijos de Dios al último lugar, cuando debería estar en un lugar privilegiado, ya que al servir se abren dos canales de bendición, en uno de ellos estamos mostrando adoración, obediencia y respeto a Dios; en el otro y debido a esto último, al servir a los demás estamos siendo instrumentos útiles en las manos del Señor, para dar a conocer su amor y obra redentora para con los hombres.
Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto. Volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy.
Pues si yo, el Señor y el Maestro he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también lo hagáis. (Juan 13:12-15)
No, no se habla de servir; es como si fuera algo humillante mencionar esa palabra, solo se habla de prosperidad, gobierno, conquista, autoridad, y cosas semejantes, porque lo único que se desea es ascender en el escalafón eclesial y religioso, cuando el Señor Jesús dice que para poder ascender hay que descender, y despojarse de todo lo que nos impida ser útiles en las manos de Dios, y ello solo se consigue sirviendo y no siendo servidos. (Lucas 12:37-38)
Creo que tal vez sería bueno que tuviéramos en cuenta lo que opinaba el apóstol Pablo, instrumento escogido por el Señor Jesucristo, en cuanto el sentir que deben (debemos) tener todos aquellos que creen (creemos) que han (hemos) sido llamados para anunciar el Evangelio:
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como a cosa a que aferrarse, sino que se despojó a si mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en Cruz. (Filipenses 2:5-8)
Porque de lo que se trata, es que entendamos y nunca olvidemos, que las Escrituras enseñan que sirviendo, (cosa que agrada al Señor) podemos ganar mayor número de almas para Jesucristo, que enseñoreándonos de ellas. (1 Corintios 9:19)
Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.
Hola a todos los miembros del Centro Cristiano de la Vila. Hermano Antonio, como siempre magistral, tomemos todos buena cuenta de ello. Abrazos y que Dios os bendiga, que se que lo hace mucho. MANUEL.
Hermano, doy gloria a Dios por su acertada reflexión. Hoy por hoy, el cuerpo de Cristo se ha convertido en una burda imitación de la Iglesia Católica, que cual los Nicolaítas, se ama y da prioridad a la jerarquía eclesiástica a la cual, casi todo miembro en las congregaciones espera llegar. Hoy todos se autoproclaman apóstoles, hoy todos abren empresas-iglesias bien definidas, donde el pastor es el rey de un grupo de ovejas subditos que hacen la voluntad del «ungido de Dios» y donde la primacía de acumular riquezas a traves del «diezmo», «siembra» y «ofrenda» se impone ante todo lo demas. Son las señales de los tiempos. Antes del fin viene la apostasía. Ya estamos transitando las horas finales de la historia del mundo. Cristo viene!!! Dios le bendiga amado hermano.
El servir tal y como encontramos en la Biblia se ha diluido. Pocos líderes están dispuestos a dejar de lado sus privilegios, porque los tienen, y ponerse al servicio de los demás.
Muy acertadas tus palabras. A mi me sirven en la vida diaria para «medir» el auténtico liderazgo. El que no esté dispuesto a servir, mejor que no se proponga para cargo o puesto…porque solo hará un flaco favor a los demás.Jesús dejo muy claro con un ejemplo «tangible» y visible para que nadie lo interpretara de forma errónea.
Abrazos a toda tu familia.