Encontramos en el precioso poema de Cantares, un verso que a priori parece no “encajar” en él. Porque en ese poema se describe el ideal de Dios sobre el amor, entre un hombre y una mujer, dentro del matrimonio.
Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; Porque nuestras viñas están en cierne. (Cantares, 2:15)
Verso que podría aplicarse no sólo a todo aquello que puede arruinar el inicio de una vida conyugal sana, sino a las distintas facetas que a lo largo de nuestra vida tendremos que afrontar. Incluso a nuestro caminar en Cristo.
Porque, una viña en cierne, es un viña en flor, que aún no tiene fruto, pero que se está preparando para ello. Y que, si se trata de asuntos de trabajo, de negocios u otros, se puede entender, que se está en cierne, cuando se está comenzando o es el principio de algo.
Y las pequeñas zorras, son animales solitarios. Operan solos y en silencio, y tienen un oído muy desarrollado. Por lo que pueden pasar desapercibidos al adaptarse a todas las “situaciones” soliendo operar en la oscuridad de la noche. Y que, al no poder alcanzar el fruto, por ser tan pequeñas, se tienen que levantar y estirar al máximo para conseguirlo, y al hacerlo rompen toda la rama, y no sólo se pierde el fruto, sino que se pierde también la siembra y toda la cosecha.
Por lo que, “trasladando” tanto la viña como las zorras pequeñas a lo espiritual, las zorras pequeñas son esos (en nuestra opinión) pecados que, al permanecer ocultos creemos que pueden pasar desapercibidos, pero que, al no prestarles la debida atención, pueden y de hecho lo hacen, estorbarnos para alcanzar el tan anhelado fruto del Espíritu.... (Gálatas, 5:22-23)
Pecados y actitudes, como: Culpa, desconfianza, egoísmo, orgullo, soberbia, queja, falta de perdón, pereza, baja autoestima, problemas (no resueltos) entre padres e hijos, problemas económicos (mala administración) sin tiempo para orar, sin tiempo para leer la biblia, sin tiempo para congregarse y cosas semejantes, que impiden madurar y dar el deseado fruto; por lo que deberíamos además de confesar y orar, pedir ayuda para poder desembarazarnos de ellos, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones. (2 Corintios. 2:11)
Sin olvidar que, aunque son pequeñas zorras, no dejan de ser zorras y vienen a hurtar, matar y destruir.
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. (Juan, 15:6)