Como Clavos Hincados.

 

 

Solemos, en la congregación a la que pertenezco, leer las Escrituras cada sábado. Participamos todos en la lectura, para que todos podamos exponer lo que entendemos que nos dicen o lo que dicen y no lo entendemos, todo ello bajo la dirección de uno de los ancianos o del pastor que también participan activamente.

La duración (sin prisas) de la lectura de un libro, depende, del nivel de comprensión que tengamos del mismo. El tiempo no importa, lo que importa es sacarle el mayor “jugo” posible, a La Palabra de Dios.

Recientemente finalizamos la lectura de Eclesiastés. Y a pesar de que todo el libro en si (como cualquier otro libro de la Biblia) nos resultó interesantísimo, nos detuvimos un poquito más en el siguiente versículo:

Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor. (Ecles. 12:11)  

Porque nos parecieron muy interesantes y sugestivos, los símiles utilizados por el autor del libro en cuestión, para definir a través de ellos, como y para que tiene que ser, la enseñanza de La Palabra de Dios en la Iglesia.

Ya que, según el diccionario de la lengua española, se puede entender como aguijón (además del órgano punzante de algunos insectos) todo aquello que incita o estimula a hacer algo, y como clavo hincado, todo lo que sujeta o fija una cosa a otra.

Debido a esto, entendimos que la labor de un maestro es estimular la mente para favorecer el crecimiento tanto moral como espiritual, a través de la enseñanza, y en el caso que nos atañe, de La Palabra de Dios.

Y que una vez estimulados (los creyentes) y habiéndose apropiado con la ayuda del Espíritu Santo de toda Palabra de Dios, esta debe fijarse (clavarse) en la mente y en el corazón de cada uno de los nacidos de nuevo, para que nada ni nadie la pueda arrancar y menos aún, arrebatar. Tal y como se lo recordó el apóstol Pablo a Timoteo, al que familiarmente llamaba “hijo amado”.

Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.   
(2ª Tim. 3:14-17)

El Señor, como todos sabemos estableció además de apóstoles, profetas y evangelistas, a pastores y maestros, siendo éstos últimos los responsables con su buen hacer, que es lo que se les supone, de proporcionar el necesario y nutritivo alimento espiritual a las almas que les han sido encomendadas, para alcanzar la madurez en Cristo.

Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. (1ª Pedro, 5:1-3)

Porque no puso el Señor pastores y maestros en la Iglesia, para entretener y menos aún para enseñorearse de ella, sino para el cuidado y edificación de la misma. Hombres llenos del Espíritu Santo y aptos para enseñar en verdad, La Palabra de Dios.

Todo lo contrario a lo que se está ocurriendo en muchos lugares, donde lo más importante según algunos “maestros” es experimentar todo tipo de sensaciones, visiones o revelaciones “en el espíritu” sin preguntarse de qué se trata o de qué espíritu provienen. Maestros que sin duda lo son, pero de la manipulación.

Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.   (2ª Tim. 4:3-4)

Por lo tanto, olvidando lo que ocurre “en muchos lugares” y que (según proverbios) como la lengua de los sabios es medicina y que, el que anda con sabios, sabio será, y, entendiendo siempre como sabio a todo aquel que vive y obra conforme a la voluntad de Dios, (Sant. 3:13) esforcémonos en guardar en nuestros corazones, cada una de las enseñanzas de esos sabios (el que gana almas es sabio) que los son, en Cristo Jesús, Señor Nuestro.

Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.   
(Juan 14:23-24)

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

 

6 comentarios sobre “Como Clavos Hincados.

  1. Es ideal el poder fijar las verdades de La Biblia, y que sean nubestra guía en todo momento. Gracias Pastor por vuestras enseñanzas y aclaraciones sobre aquello que no comprendemos. BENDICIONES!!

    • Dios les bendiga abundantemente, y gracias por su aportación en cuanto a la palabra que es viva y eficaz y masas penetrante que toda espada de dos filos.

  2. Muy buena la reflexiono de como debe ser la palabra de Dios en los creyentes. Y de la responsabilidad de los buenos maestros para con el pueblo de Dios.
    Cierto es que hoy muchos están siendo engañados con el tema experiencia y sentires del espíritu.

  3. Tuvimos la dicha de compartir uno de esos Sábados juntó a vosotros. Dios le bendiga amado hermano siempre que leo estos artículos son de gran bendicion para mi vida. Saludos de mi parte y de mi esposo Carlos desde Asturias. Les amamos y recordamos siempre.

  4. Como extraño esas hermosas reuniones de aprendizaje y hermandad de La Vila; los mejores recuerdos para toda la Congregación. QUE NUESTRO SEÑOR LOS BENDIGA Y GUARDE!! Muchas gracias Pastor Antonio!!

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