Es la autoestima, el concepto o la valoración que se tiene de uno mismo.
Generalmente, solo se tienen a si mismos en muy alto concepto, todas aquellas personas que han destacado en cualquier rama del saber humano, o del arte, o del deporte, e incluso en la religión, sin tener en cuenta a todos aquellos que han hecho posible que alcanzaran ese lugar y se mantengan en él.
Y lamentablemente nos enteramos, a través de los medios de comunicación del trato que dispensan “los famosos” a sus colaboradores, convirtiéndose su autoestima en soberbia, (estimación excesiva de uno mismo) olvidando que si tuvieran que dedicar su tiempo a tareas “simples y rutinarias” quizá no serían tan famosos.
No es esta la autoestima que el Señor desea para los que le creen a Él.
LA AUTOESTIMA EN DIOS.
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. (Mateo, 22:36-40)
El tener un concepto equilibrado de uno mismo, además de ser bueno es conveniente, debido a que si no nos estimamos (amamos) a nosotros mismos, ¿como vamos a amar (estimar) a los demás? llegando a esa conclusión, no a través de estudio alguno, ni de ningún tipo de esfuerzo humano; sino al comprender, asumir y aceptar, todo lo que el Señor Jesucristo ha hecho por nosotros, al exaltarnos como hijos de Dios y como coherederos de la gracia.
La correcta valoración, (autoestima) que deberíamos tener de nosotros mismos, debería ser el apropiado a nuestra personalidad y formación. Prestándole además, la debida atención a nuestro cuerpo, a través de una buena higiene y equilibrada alimentación. Enriqueciendo cultural y socialmente nuestra mente; elevando nuestra alma a través de unos sabios principios éticos y acercando nuestro espíritu al conocimiento de Dios.
Esta es la autoestima que debería tener, cada hijo de Dios.
Teniendo además muy en cuenta, que en las Escrituras, el Señor recomienda que no tengamos un concepto mas alto de nosotros que el que debamos tener, (Rom. 12;3) para no caer en la excesiva autoestima (soberbia) al olvidar que, todo lo que nos ha sido dado es por pura gracia y que, necesitamos a los demás para la correcta edificación en la obra de Dios.
Debido a esto el Señor Jesucristo deja muy claro la total dependencia de toda la ley de Dios, al amor. (El que no ama no ha conocido a Dios) Afirmando tajantemente que el Señor nuestro Dios debe ser en primer lugar el receptor de toda nuestra estima, de todo nuestro amor.
Recordándonos a la vez que todo el buen concepto que tenemos y nos debemos a nosotros mismos, es preciso “trasladarlo” a nuestro prójimo, (que debe ser el segundo después de Dios en recibir nuestra estima) Elevando a nuestros hermanos al mismo nivel que el Señor Jesucristo nos ha elevado a nosotros; incluso teniéndoles como superiores a nosotros mismos. (Fil. 2:3-4)
La autoestima en Dios además de conveniente, es necesaria para aceptarnos y para aceptar y amar a nuestros semejantes, como a nosotros mismos. Para que podamos ver a nuestros hermanos como iguales a nosotros, (que lo son) en Cristo Jesús; y también tenerles, igual, que nos tenemos y nos sentimos en Cristo Jesús, cada uno de nosotros. (1ª Juan, 4:21)
Sin olvidar en ningún momento, que todos formamos un cuerpo, y este funcionará correctamente, cuando reconozcamos, que nadie es superior a nadie; sino que cada uno donde el Señor lo ha colocado sirve al mismo Señor.
Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.
De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra todos los miembros con él se gozan. (1ª Cor, 12:25-26)
Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.
Estimado Pastor Sellés: Éste es el segundo artículo que leo de esta página. El primero se refería a los tesoros en el cielo que el creyente debe hacerse. Tanto el anterior como el presente que trata de la autoestima son eminentemente prácticos y nos enseñan a conducirnos adecuadamente en nuestra relación de amor para con Dios y para con nuestros semejantes. Muchas gracias Pastor Sellés.