En el salmo 127 encontramos dos versículos que no hablan tanto de la actividad sin Dios, como de la intimidad con Dios:
Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.
Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño. (Salmos, 127:1-2)
Creo que meditando un poco en esta porción de La Palabra, sobre la actividad y la intimidad, podríamos poner fin a esta reflexión al hablar (la Palabra) de ello por sí sola; pero voy a extenderme un poco más, debido a que constantemente, recibo publicidad invitándome a asistir a todo tipo de actividades y eventos cristianos. Que no digo que estén mal, pero que tal vez, y en ocasiones, no se tenga en cuenta “el punto de vista de nuestro Dios”.
Así que, creo que también sería bueno, antes que nada, conocer tanto el significado de ACTIVIDAD como el de INTIMIDAD:
ACTIVIDAD, es la acción o conjunto de acciones que se llevan a cabo para cumplir las metas de un programa, utilizando para ello, los recursos humanos, materiales, técnicos y financieros a nuestro alcance. (Salmos, 46:10)
INTIMIDAD, es aquella esfera personal, privada y acotada que contiene comportamientos, acciones, sentimientos e incluso expresiones, que el sujeto reserva para un reducido número de personas, y en el caso que nos atañe, para el Señor. (Salmos, 51:6)
De ahí que se nos recuerde, en este caso a través de los Salmos, aunque la Biblia está llena de este tipo de “puntualizaciones” que hagamos lo que hagamos en el nombre de Dios, si no es del Señor la iniciativa, el trabajo es en vano, aunque aparentemente parezca lo contrario.
Sin embargo, es un consuelo saber que aquellos que abren su corazón al Señor, los que le confían sus planes y proyectos, y esperan en Él para llevarlos a cabo, pueden también en Él, descansar confiados. Porque no en vano les llama el Señor, amados.
Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.
Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. (Salmos, 37:4-5)
¿Podrías pensar en ello?
Y es así nomás como tú lo dices. Día a día el Señor me demuestra esta gran verdad. Alabado sea el nombre del Señor.
Debemos tener intimidad con el Señor, para recibir su direccion y ser eficaces en todas las circunstancia de nuestra vida. La mucha actividad nos puede llevar a la distracción.