Muy pocos son lo que podrán decir que nunca han oído la siguiente frase:
Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. (Santiago, 4:6)
Frase que a lo largo de toda La Escritura, encontraremos formulada o expuesta de distintas maneras. Pero que al fin y al cabo significa lo mismo. El Señor está al lado de todo aquellos que ante Él se humillan.
Porque la soberbia, que es estimación excesiva de uno mismo, llega a hacer creer que todo lo que se hace y consigue “en Cristo”, es obra de uno mismo, a través de su esfuerzo, dedicación y visión. Llegando finalmente a estar lleno, de un sentimiento de superioridad frente a los demás. (Prov. 16:18)
Todo lo contrario a la humildad, que el que la posee, no hace ostentación de sus logros, ni de sus virtudes, sino que considera sus caminos y espera siempre en el Señor. (Salmos, 138:6)
De ahí que en proverbios, el rey Salomón que era muy sabio, nos alerte del pecado de soberbia, para que no erremos:
Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; Mas con los humildes está la sabiduría. (Prov. 11:2)
Y además, todos sabemos cuál es el principio de la sabiduría. ¿A que sí?
Pues, a pensar en ello.
Breve, concreto y más claro que el agua.
Bendiciones.
Amado hermano, como bien te dije tus escritos han sido de gran bendición para mí y los míos, por esa razón te mando las direcciones de miembros de mi iglesia para que compartas con ellos la bendición también.
Abrazos y bendiciones desde Cuba, pastor Rene.