Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento…..,
….. porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. (Eclesiastés, 7:1-7)
Menciona el autor de Eclesiastés, que nos acordemos de nuestro Creador antes de que vengan a nuestra vida unos días tan malos, que a su llegada, parece ser, no se tendrá de ellos satisfacción alguna. Se está refiriendo como es de suponer, a la vejez. Estado o etapa de la vida, al que todo ser viviente se supone debe llegar.
Y lo refiere el sabio rey Salomón, al entender y conocer la realidad del deterioro de nuestro organismo al paso de los años, consecuencia (como todos sabemos) de lo ocurrido en el jardín de Edén. (Gén. 3:17-19)
Desde el nacimiento, el ser humano comienza un continuo caminar y abrir puertas; puertas que una vez que se cruzan se van cerrando a nuestras espaldas sin apenas darnos cuenta. La niñez, la adolescencia, la juventud, la madurez y finalmente la vejez es a donde nos conducen dichas puertas; puertas a las que una vez franqueadas no se puede volver atrás.
Pero lo más preocupante, desde mi punto de vista, es el deterioro que puede llegar a sufrir la mente, al llegar a la senectud (ancianidad), sin haberse acordado del Señor.
Porque llegado ese momento (si es que se llega) puede que nuestra mente, llegue a convertirse en un gran rompecabezas o puzle donde por mucho que se esfuerce ya no se podrán colocar las piezas correctamente, confundiendo y olvidando nombres, rostros, lugares, fechas y personas.
Y sin ser tan sabios como Salomón, muchos de nosotros por cercanía, sabemos que esto, para muchas familias es una realidad.
Personalmente puedo dar fe de dos casos que conozco; el primero de ellos, es el de una ancianita que a lo largo de su vida sirvió al Señor, y que al llegar prácticamente al final de sus días y haberla abandonado “la lucidez mental” a pesar de haber olvidado todo su entorno familiar, seguía irradiando paz y cantando alabanzas y coritos al Señor, al igual que siempre lo había hecho. Parecía que, aunque “su carne” la había abandonado, su espíritu no lo había hecho “al haberlo alimentado” a lo largo de su vida; simplemente porque conoció y se acordó de su creador no solo en su juventud, sino durante todos los días de su longeva vida.
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. (Juan, 6:53-57)
El segundo de los casos, es totalmente diferente. La persona en cuestión, una vez perdida también parte de la lucidez, se tornó además de llena de temor en lo por venir, egocéntrica y autoritaria, llegando a convertirse en un torrente de quejas, acusaciones y malas maneras dirigidas a sus familiares más cercanos. Siendo la única diferencia con el caso anterior, a pesar de haber practicado de manera externa algunos de los ritos de la religión a la que pertenecía, el no haber tenido en cuenta a su Creador, al alimentar únicamente lo natural y haber obviado lo espiritual a lo largo de su vida.
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1ª Cort. 2:14)
De ahí la importancia que de manera lúcida y cabal, se deba tener en cuenta a nuestro Creador, antes de que vengan los días de los que habla Salomón; porque en caso de no hacerlo, en cuanto lleguen esos días, ya no habrá marcha atrás, convirtiéndose la mente en una hermética caja fuerte, sin posibilidad alguna de abrirse desde el exterior, controlada exclusivamente por lo que se ha guardado en ella a lo largo de los años. (Lucas, 6:45)
Debido a esto, es en la juventud el tiempo que con la ayuda del Espíritu Santo, se deben colocar los fundamentos de La Palabra de Dios, para que permanezcan a lo largo de la vida, según lo recomiendan las Escrituras.
Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Prov. 22:6)
Entendiendo con lo expuesto y con lo que no se ha expuesto, pero que se puede conocer leyendo la Biblia, nunca se es demasiado joven ni demasiado pronto para conocer al Señor y acordarse de Él, en todo tiempo, porque…
El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más. Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos; sobre los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra. (Salmos, 103: 15-18)
Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.
Muy buena su meditación.
Hace unos días estaba leyendo un versículo de proverbios el cual usamos un tanto errado dándole otra interpretacion, es aquel que dice:
Instruye al niño en sus caminos y aun cuando fuere viejo no se apartara de el.
Usualmente lo aplicamos en el sentido de instruir al
niño en los caminos del Señor (y no esta mal); pero el contexto se refiere al camino de la sabiduría (aunque la sabiduría tributa a Dios), por tanto entendí que resulta necesario instruir al niño desde temprana edad en las sendas de la sabiduría implicando ello por consiguiente el temor a Jha, y aun cuando fuere viejo, como ud decía,
aun en su estado de enajenación, sus pensamientos de continuo meditaran y no se apartaran de ella.
Damos muchas gracias a Dios p su reflexion, edificante pero a la vez lleva a meditar acerca de estar preparados
Para que podamos como la primera anciana mantener hasta nuestro ultimo aliento la lucidez.
Muchas gracias….
Les recordamos siempre
Pastores Gutierrez
Pastor Antonio, Dios le bendiga mucho más, por esta palabra que ha enviado hoy específicamente. No sé si Ud. se acuerde de mi (Ester) pero le agradezco, porque hoy es mi cumpleaños precisamente mis 15 años. Estoy muy contenta gracias a que Dios puso estas palabras en su corazón para que nos la impartiera, e intentaré la parte más difícil e importante “ponerla por obra”, no tan solo hoy sino también todos los días.
Muchas gracias Antonio por esta enseñanza, que el Señor te proteja a ti, familia y congregación.
Los dias realmente bienen malos, y nosotros los cristianos debemos alertar al mundo de que solo en cristo hay salvacion y vida eterna,
DTB. Mi hmno gracias por sus artículos son realmente interesantes según la Biblia, de hecho lo compartiré con los capellanes hoy en el devocional, cada miércoles nos reunimos al rededor de 70 capellanes de diferentes denominaciones y tratamos de unirnos cada día mas como lo deseó Jesús en Juan 17, que la paz de DIOS sea con usted y ministerio. Saludos a mariano y Vicente y familias Pastor. Asnaldo