Una de las tantas cosas que me agradan del Señor Jesús, es la manera tan sencilla y breve, que no por ello profundas, explica y enseña principios y verdades bíblicas para que puedan ser entendidas y aceptadas por cualquier persona, sin importar educación, cultura o condición social.
Como sucedió al preguntarle un escriba, cuál era el primer mandamiento de todos; respondiéndole el Señor no solo sobre el primer mandamiento, sino también sobre el segundo, ya que ambos están entrelazados:
Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle. (Marcos, 12:28-34)
Porque de los mandamientos que Dios entregó a Moisés en el monte Sinaí, “1 No tendrás dioses ajenos delante de mí; 2 No harás para ti escultura alguna, ni le rendirás culto, ni la servirás; 3 No tomarás el nombre de Dios en vano; 4 Guardarás el día de reposo para santificarlo,” el Señor Jesús los *sintetizó en uno, como principal mandamiento de todos: Amarás a Dios sobre todas las cosas.
Y al tratarse los siguientes, de la relación del hombre con el hombre, “5 Honra a tu padre y a tu madre; 6 No matarás: 7 No cometerás adulterio; 8 No hurtarás; 9 No dirás falso testimonio contra tu prójimo; 10 No codiciar la mujer de tu prójimo, ni sus bienes, ni cosa alguna que sea suya,” cuyo fin es: Amar al prójimo como a uno mismo, el Señor Jesús, lo considera como una extensión del principal mandamiento, al haber sido creado el hombre a imagen y semejanza de Dios. (Gén, 1:27)
Por lo que, no se necesita mucho más, ya que, al tener en cuenta estos mandamientos y guardarlos, no estaremos, según el Señor Jesús, lejos del reino de Dios.
Si me amáis, guardad mis mandamientos. (Juan, 14:15)
Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.
*Sintetizar. – Exponer de forma breve, y a modo de resumen, un conjunto de ideas fundamentales relacionadas con un asunto o materia que estaban dispersas.