Caminando con Dios.

 

Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.  En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis. (Deut. 13:1-4)

Instruye el Señor a su pueblo  a través de Moisés para que no se vengan a engaño y  tengan en cuenta a quien seguir.  Dejando muy claro que en  busca  (en pos)  de Él  deben ir,  a pesar de que ciertos prodigios y maravillas realizados por algunos  les puedan confundir.

Que se le  busque, que se le tema, que se guarden sus mandamientos, que se escuche su voz, que se le sirva y que se le siga.  En pocas palabra,  que se camine con Dios. Ese ha sido el deseo del Señor desde el principio.

Y tal vez el poder caminar con Dios, sea el deseo de los  muchos que conocemos al Señor.

Y por difícil que nos pueda parecer,  si se puede.  Pero  para ello, se necesita   una única cosa: Estar de acuerdo con Dios.

¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? (Amós, 3:3)

Estar de acuerdo con Dios, es lo único que se requiere para poder caminar con el Señor, tal como lo hizo Enoc,  hijo de Jared y padre de Matusalén, según deja constancia de ello el libro de Génesis, con el resultado de que al haber llegado a “congeniar”  tanto con el Creador, este,  quiso que no pasara por el  desagradable trance que debemos pasar todos los seres humanos y  Dios se lo llevó.

Vivió Jared ciento sesenta y dos años, y engendró a Enoc. 
Y vivió Jared, después que engendró a Enoc, ochocientos años, y engendró hijos e hijas.
Y fueron todos los días de Jared novecientos sesenta y dos años; y murió.
Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén.
Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.
Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años.
Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. (Génesis 5:18-24)

Fue Enoc, un hombre valiente, que  no se amilanó  ante los de su generación, testificando  a diestra y a siniestra de lo que les iba a ocurrir a todos aquellos que ignoraran a Dios y sus Palabras.

De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.  (Judas, 1:14-15)

Se nos dice también,  que tuvo un buen número de hijos e hijas, circunstancia esta, que no le condicionó para nada en  su caminar con el  Señor. Pudiendo,  además de servir  y caminar con el Señor,  “sacar adelante a su familia”.  Llegando a ser  a lo largo de los tiempos, un ejemplo para muchos.

Pero lo que más llama la atención en cuanto a Enoc, es el haber agradado a Dios. Y le agradó, porque le creyó. Llevando a cabo todo lo que el creer a Dios conlleva, haciendo bueno el principio de que sin fe, es imposible agradar a Dios. Porque,  ¿No es la fe,  el creer a pie juntillas todo lo que el Señor dice y espera de nosotros?  Que en resumen significa estar de acuerdo (en todo)   con Dios, y no que Dios se ponga de acuerdo con nosotros, como algunos creen.

Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. 
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan
. (Hebreos, 11:5-6)

Sabía Enoc,  que  los pensamientos de los hombres distaban mucho de los del Señor;  corroborándolo siglos después el profeta Isaías, para que se cayera  en la cuenta y se (nosotros también) enmendaran:

Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. (Isaías, 55:8-9)

Nada ha cambiado desde los tiempos de Enoc hasta nuestros días. El rechazo al Dios Eterno se está generalizando y  debido a esto,  el tantas veces mencionado Enoc,  nos viene a recordar, la importancia de estar acuerdo con Dios para poder caminar con Él. Entendiendo que no solo se trata, al haberle creído, de esperar  que nos lleve (al igual que Enoc)  a su presencia, transición por la que de una manera u otra  pasaremos  a su debido tiempo. De lo que se trata,  es de no amilanarnos y  dar a conocer la realidad de Dios a las gentes en todo tiempo y lugar,  acompañando   las  palabras  con  hechos,  para que se le pueda conocer (a Dios)  tal como es, y  una vez alcanzada su misericordia, dejando atrás actitudes y pensamientos contrarios a los de Dios,  comenzar a caminar con el Señor, al estar de acuerdo con Él.

Porque:

Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová. (Salmos, 119;1)

El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. (1 Juan, 2:6)

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios

 

2 comentarios sobre “Caminando con Dios.

  1. Gracias pastor Antonio por tratar este tema.El hombre cree y ve más lo que conviene a sus intereses terrenales y no a Dios, as quien sin embargo, le llama Señor pero no sigue, se hace más fácil seguir dioses ajenos llenos de entusiastas promesas que justamente llevan a la perdición, porque escrito está es angosto y estrecho el camino a la salvación, ¿quien conocerá verdaderamente el corazón de Dios?:El que me ama y le cree para obedecerle,y no de nosotros,sino por FE.Gracias ha sido una reflexión necesaria.

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