Medicina para el Cuerpo.

 

 

Hay muchas cosas (enseñanzas) en La Biblia, que de no leerse y meditar habitualmente en ellas, se nos pasarían por alto.

Como por ejemplo:

No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio a tus huesos. (Prov. 3:7-8)

Entendiendo, por lo que acabamos de leer, que debemos dejar de lado nuestros puntos de vista y opiniones, en muchas de las cuestiones en las que creemos saberlo todo.

Debiendo mas bien, tener en cuenta (temer) lo que nos dice el Señor; y sobre todo que nos apartemos del pecado, es decir, del mal.

Porque el temer al Señor y apartarnos del mal, cual medicina divina, son dos cuestiones, que repercutirán beneficiosamente en todo nuestro ser. Ya que muchas de las enfermedades y dolencias que nos aquejan, tienen sus raíces en lo espiritual; y haciéndole caso al que más entiende de lo espiritual, hasta nuestros resentidos y baqueteados huesos, lo agradecerán.

Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón; Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo tu cuerpo. (Prov. 4:20-22)

Vale la pena, tener en cuenta, las recomendaciones del Señor, así que:

 

¿Podrías pensar en ello?

 

 

 

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