El Ayuno

Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. (Mateo 6:16)

Cada mañana, mientras no alistamos mi esposa y yo para los quehaceres del nuevo día, solemos conectar una emisora de radio cristiana, donde lanzan al aire predicaciones y enseñanzas que en nuestra opinión vale la pena oír.

En una de ellas se habló del ayuno. Y de una forma de ayuno del que nunca antes había oído mencionar y menos el haber pensado en ello: La del ayuno como huelga de hambre, para que el Señor, al presionarle, asuma (sin remedio) hacer la voluntad del que inicia esa huelga de hambre.

Se mencionan en la Biblia distintos motivos para ayunar; las mas de las veces para buscar la dirección del Señor, (Hechos, 13:1-3)   en otras para buscar su perdón (arrepentidos) cuando se ha pecado; (Jonás, 3:3-5)  aunque también hay quien ayuna para inflar su ego o para hacerle un favor Dios.(Lucas, 18:11-12)  Otros lo hacen simplemente por costumbre o porque así está establecido en la organización a la que pertenecen. (Zac. 7:5-6)

Pero muy pocos lo hacemos a la manera de Dios, tal y como se deja muy claro en el libro del profeta Isaías:

¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores.
He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.
¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová?

¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?
Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.
Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.
Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.  
(Isaías, 58:3-11)

Para con Dios, no valen las huelgas de hambre; solo vale un corazón contrito y humillado. (Salmos, 51:17)

¿Puedes pensar en ello?

 

2 comentarios sobre “El Ayuno

  1. Una vez ayuné y fue el día en que más pecados cometí.

    El ayuno real es quitarnos del medio para mirar a Dios en su gracia.

    Pero la palabra de Dios es real y desde allí no volví ayunar como huelga de hambre.

    Ahora ayuno en mi corazón.

    Brajá.

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