El Arca de Noé

 

 

Cuando el Señor, debido al pecado, decidió destruir la tierra por medio de un diluvio, a la vez, escogió a Noé, pregonero de justicia, para que no toda la creación pereciera anegada por las aguas de ese diluvio.

Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.  Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.
 Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.  Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura. Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero. Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.  Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán.  De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida.  Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para ellos. Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó.  (Gén. 6:12-22) 

 

Le ordenó el Señor a Noé, que construyera un arca y que esta tuviera varios aposentos; y según se cree, 3 pisos: uno para las personas, otro para los animales y el otro para los alimentos.

En el arca entraron para ser salvados de las aguas, un número determinado de todas las bestias, aves y reptiles, según su especie, tanto machos como hembras que poblaban la tierra.

No se tuvo en cuenta su condición, ni su atractivo; lo único que se les exigió fue: que al oír el llamado del Señor, entraran en el arca; y a su tiempo al salir de ella repoblaran la tierra.

Actualmente, el papel del arca lo protagoniza la Iglesia; mejor dicho, la Iglesia es el arca.

Hoy como ayer, el Señor está llamando tanto a hombres como a mujeres, sin importarle su condición, para ser salvos, por medio de Jesucristo que es la cabeza de la Iglesia; Iglesia que navega y flota sobre las turbulentas aguas del mundo.

En la iglesia de Jesucristo, igual que en el arca de Noé, tienen cabida todo tipo de «bestias», «pájaros» y «reptiles» e igual que en el arca, solo hay que oír el llamado de Dios; pero la diferencia entre una y otra es que, mientras en el arca se salía igual que se entraba; en la Iglesia de Jesucristo, se entra «animal o natural» y se debería  salir «espiritual».

¿Podrías pensar en ello?

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.