Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. (1ª Timoteo, 2:8)
Una de la cosas que mas me costaba, recién convertido, era levantar las manos para orar.
Y me costaba tanto, porque muy dentro de mi intuía, cual era el significado de esa acción: mi total rendición al Señor Jesucristo, acción para lo que no estaba preparado. Eso es lo que creía.
La verdad es que tenía miedo a depender totalmente del Señor. Miedo a entregarme a él sin condiciones, porque cuando alguien se rinde a otro, está a merced del que se ha rendido.
Pero cuando comprendí, que el alzar las manos implicaba además de entrega, alabanza, y que la alabanza me llevaba a la adoración, sin dudarlo, levanté mis manos.
Y al alzarlas, comencé a bendecir al Señor.
Alzad vuestras manos al santuario, Y bendecid a Jehová. (Salmo, 134:2)
¿Y tu, levantas tus manos?
¿Podrías pensar en ello?
Pastor hermoso pasaje «con las manos levantadas «, nos da a entender que estamos recibiendo la gloria y el poder para seguir viviendo junto a él. Alzamos nuestras manos en accion de gracias, aunque estemos pasando pruebas y dificultades. Alzando nuestras manos él se lleva todas nuestras cargas a la cruz del calvario. Bendiciones.