Bajando el Listón.

 

 

Y llamando a la gente y a sus discípulos le dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. (Marcos, 8:34)

Conocí años atrás a un joven que pretendía formar parte de un cuerpo de policía de mi país. Pero para ello debía superar una serie de pruebas de aptitud; la primera de ellas era física, teniendo que rebasar una determinada altura de un salto. Altura que de ninguna manera lograba superar en los entrenamientos.

Así que, ni corto ni perezoso, se dirigió al responsable de dicha prueba, para que bajaran para él, el listón del salto de altura y así poder saltarlo con facilidad y sin esfuerzo alguno por su parte; pero no lo consiguió, porque las condiciones de aptitud las habían establecido expertos en el tema (le dijeron) y no se podían modificar. Eran igual para todos.

Como no pudo conseguir lo que pretendía, no se presentó a la prueba, perdiendo la oportunidad de ingresar en la policía.

Al igual que les suele suceder a algun@s que también desean llegar a formar parte del Cuerpo de Cristo, pero al comprobar que para ellos el listón está demasiado alto y no lo van a poder superar, le ponen condiciones al Señor, pretendiendo que con ellos sea tolerante, y que les baje el listón. Cosa que no va a poder ser, porque el Señor (como experto en el tema) lo puso para todos a la misma y conveniente altura; sin excepciones y sin modificación posible.(Lucas, 14:27)

El Señor colocó el listón a la altura de la cruz, y por lo que sabemos, así se va a quedar. (1ª Cor. 1:18)

De ahí que muchos sean llamados y pocos los escogidos.

 

¿Podrías pensar en ello?

 

 

 

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