Amor gratuito.

Encontramos en la Biblia algunos mandamientos del Señor Jesucristo, que, aunque nos son muy conocidos, solemos pasarlos por alto, como, por ejemplo:

Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

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Sazonando con sal.

En esencia, sazonar es el proceso de añadir condimentos a los alimentos, con el propósito de realzar su sabor.

La sal, proporciona a los alimentos uno de los sabores básicos, que es posible percibir debido a que la sal, modifica tanto el sabor, como el aroma de los alimentos.

El apóstol Pablo, recomienda, en la carta que dirige a los colosenses y, por ende, a todos los que seguimos sus pasos, que “andemos sabiamente con los de afuera” es decir con los que queremos alcanzar para el Señor Jesucristo.…

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Obediencia, igual a servicio.

Como estudiante de la Biblia, al meditar en la Palabra de Dios, reconozco que, en ocasiones, al tener ocupada la mente en otras cosas, no le saco “el néctar o jugo” que ella ofrece.

En una de esas ocasiones, “pasé por alto” que, guardar los mandamientos del Señor, (Juan, 14:15) implica, inexcusablemente (si es que le amamos) el estar o entrar a su servicio. …

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Echa mano….

 

En la primera de las epístolas que Pablo dirige a su discípulo Timoteo, al estar este al cargo de la obra en Éfeso, que, al ser Éfeso, en ese tiempo, el mayor centro de adoración de la diosa Diana, le recuerda entre otras cosas lo siguiente:

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.…

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El creer.

Una vez que el Señor Jesús hubo alimentado a más de 5000 personas con cinco panes de cebada y dos peces, y haber sanado a muchos, la gente comenzó a seguirle, no por las señales que como Mesías hizo, sino porque habían comido (gratis) hasta saciarse, por lo que el Señor les dijo:

… De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.

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