Cuéntale a los tuyos…

Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él.
Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.
(Marcos, 5:18-20)

Probablemente nos atrae más, cuándo el Señor nos ha dado la salvación, llevar nuestro testimonio y contar lo que nos ha sucedido, a lugares lejanos donde es más fácil hacerlo, debido a que allí nadie sabe de nosotros, ni de nuestra vida, ni de nuestras fechorías, en caso de haberlas cometido.

Resulta más difícil y es más duro testificar a los de casa y en tu misma ciudad, y si es pequeña, mucho más, porque todo el mundo te conoce.

Y no es de extrañar, porque lo mismo le sucedió a Jesús:

Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?   ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?  ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?  Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.   (Mateo, 13:54-58)

Pero a pesar de todo, para el Señor, es más importante que lo que Él ha hecho con nosotros, en primer lugar se lo hagamos saber a los de nuestra casa, a nuestra familia, que son los que tal vez hayan tenido que sobrellevar muchas de nuestras insensateces y problemas; sin importarnos lo que los demás digan y piensen de nosotros.

Así que, si has tenido un encuentro personal con el Señor, que los de tu casa, sean los primeros en ver el cambio que se ha producido en ti y a continuación, proclámalo sin temor a tus amigos y vecinos.

Porque así se lo recomendó el Señor al gadareno, y dio resultado.

¡¡PIÉNSALO!!

 

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