Acepción de Personas.

 

 

 

Aún no había tocado el Señor mi corazón, cuando acompañando a mi esposa un domingo a la iglesia, ocurrió algo que nunca he podido olvidar.

Vi entrar al salón de reuniones a un matrimonio muy bien vestido, y al indicarle la esposa del pastor que se sentaran en la primera fila, tuvieron que pasar por mi lado, fijándome entonces en el abrigo de pieles que llevaba la mujer, era un abrigo muy hermoso y tal vez muy caro, aunque esto último no lo se.

En la última fila, estaba sentado también un matrimonio, con ropas humildes. Nadie se dirigió a ellos.

Al finalizar el culto, le ofrecieron a la señora del abrigo de pieles, un precioso ramo de flores, como despedida de sus vacaciones de verano en nuestras playas; era una concertista famosa de piano, que regresaba a su país.

El matrimonio humilde de la última fila, también venía a despedirse, regresaban a su tierra; habían estado trabajando ambos todo el verano en un hotel de la costa, para poder subsistir durante el invierno; solo les dieron la mano.

Por aquel entonces, no había leído la epístola universal de Santiago, cuando la leí por primera vez, recordé avergonzado, lo ocurrido aquella mañana de domingo.

Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.  Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;  ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?  Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?   Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?   ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?   Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.   (Santiago, 2: 1-9)

 

 

¿Podrías pensar en ello?

 

 

 

6 comentarios sobre “Acepción de Personas.

  1. Es una verdad enorme…juzgamos a los demás por su apariencia, capacidad, dinero, poder…
    Solo el Señor puede enseñarnos a mirar a los otros y ver lo que El ve. Gracias por todas las palabras desde el centro cristiano de la VILA. Son una gran ayuda.

  2. HEMOS ESTADO LEYENDO SU MENSAJE ENVIADO Y ES MUY INTERESANTE, QUE ES VERDAD QUE A VECES CAEMOS EN EL ENGREIMIENTO, PERO GRACIAS A DIOS QUE NOS DA SABIDURIA PARA SALIR DE ESE ERROR

  3. Hermano EL SEÑOR es misericordioso y nos permite ver cuan injustos y equívocos podemos ser, cuando queremos congraciarnos con alguien, sin querer ofender a los demas.

  4. Dios no mira las ropas, la fama o el dinero es insignificante para el, lo que mira son los corazones, No deberia impresionarnos nada de estas cosas a los cristianos ni darle la mas minima importancia, pero muchas veces no es asi….tristemente

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