Es la vergüenza una turbación del ánimo, causada por una falta cometida, por una humillación recibida o por sentirse objeto de la atención de alguien. Además es la causante de la cortedad que nos embarga para ejecutar una cosa.
Quizá una de las cosas que mas nos frena e impide nuestro desarrollo espiritual, sea la vergüenza.
Debido a que la vergüenza, paraliza cualquier tipo de fe y deja a los hijos de Dios inoperantes.
Por esto, dejó dicho el Señor Jesucristo: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras es esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. (Marcos, 8:38)
Por lo tanto, deberíamos que tener la misma actitud y forma de pensar que tuvo el rey David: “Hablaré de tus testimonios delante de los reyes, y no me avergonzaré; y me regocijaré en tus mandamientos, los cuales he amado”. (Salmos, 119:46-47)
¿Podrías pensar en ello?