No sé, ni como llegó a mis manos una reflexión de alguien a quien ni siquiera conozco y que me impactó. Reflexión que a continuación transcribo:
Un día me encontraba yo sentado a orillas de un río.
Metí mi mano en el agua, cogí un guijarro redondeado y lo partí. Por dentro estaba seco.
Esa piedra había permanecido mucho tiempo dentro del río, y sin embargo el agua no había penetrado en ella.
Entonces pensé que lo mismo les ocurre a los hombres en Europa.
Durante centurias han estado sumergidos en el cristianismo, pero este no ha penetrado en ellos, no convive con ellos.
Me impactó, porque es una realidad, y no solo para Europa, sino para gran parte del mundo considerado cristiano.
Se vive un cristianismo de fachada, externo y desgajado de Jesucristo, y todo porque no se busca la Gloria de Dios y si se busca, se busca mal, a nuestra manera y para nuestro propio interés.
Queremos que la Gloria de Dios se manifieste y no logramos conseguirlo. Somos capaces de viajar a cualquier parte del mundo al oír que el Señor se está manifestando y mostrando su gloria en determinado país; y lo hacemos para conocer lo que está ocurriendo en ese lugar, y aprender, si nos es posible, como hacer que la Gloria de Dios descienda, y caiga en primer lugar sobre nuestra vida y después sobre nuestra congregación.
Cuando pienso que es muy posible que lo lleguemos a conseguir, sin movernos de nuestra casa, si tan solo nos fijáramos en la forma de obrar del Señor y siguiéramos su dirección tal y como la encontramos en Su Palabra:
Jehová habló a Moisés, diciendo; di a los hijos de Israel que tomen para mi ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomareis mi ofrenda.
Esta es la ofrenda que tomareis de ellos: oro, plata, cobre, azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carnero teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático, piedras de ónice, y piedras de engaste para el efod y para el pectoral.
Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.
Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis. (Éxodo, 25:1-9)
En primer lugar encontramos al Señor dándole instrucciones a Moisés, para que reúna además de oro, plata y bronce en cantidades necesarias, diversos y finos materiales para que construyan un santuario para Él, y poder morar de manera permanente en medio de su pueblo. Incluyendo en esas instrucciones el diseño del tabernáculo. Dejando muy claro que tanto el diseño del tabernáculo, como el diseño de cada uno de los utensilios, tendrían que ser como el Señor le había mostrado a Moisés. Indicándole incluso, como deberían colocarse una vez construido el santuario, los muebles y utensilios, siguiendo estrictamente el orden dispuesto por el Señor.
Y sin entrar en el significado de los materiales empleados para la construcción del tabernáculo y sus utensilios, vamos a prestar especial atención al resultado de hacer las cosas tal y como establece el Señor.
Así fue acabada toda la obra del tabernáculo de reunión; e hicieron los hijos de Israel como Jehová lo había mandado a Moisés; así lo hicieron. (Éxodo, 39:12)
Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo.
Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba.(Éxodo, 40:34-35)
Entendiendo con lo que acabamos de leer, que si seguimos al pié de la letra las instrucciones dadas por el Señor, (lo que quiere el Señor) el resultado será que la Gloria de Dios se manifestará, y una vez manifestada, comprenderemos que al hacer lo que nunca hicimos, veremos lo que nunca vimos.
Y para dar mas contundencia a esta afirmación, encontramos (de nuevo) en la Biblia otra enseñanza similar a la expuesta anteriormente, que también asegura que si se hacen las cosas a la manera de Dios, la Gloria de Dios se manifestará. Así que veamos:
El rey David había deseado construirle al Señor una casa, (templo) reuniendo para ello y en grandes cantidades todo lo necesario. (1ª Cron. 29: 1-2)
Pero el Señor se lo prohibió. (1ª Cron. 28:2-3) A pesar de haberle inspirado el diseño y los planos de la casa. (1ª Cron. 28: 11-13, 19) Al igual que lo hizo con Moisés.
Escogió el Señor que el constructor del Templo fuera Salomón, hijo y sucesor del rey David en el trono de Israel:
Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos) eligió a mi hijo Salomón para que se siente en mi trono del reino de Jehová sobre Israel.
Y me ha dicho: Salomón tu hijo, él me edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre. (1ª Cron. 28:5-6)
Y al ser el Señor el que puso en el corazón de David el preparar los materiales, inspirarle el diseño, y escoger a su hijo Salomón para que construyera el Templo, una vez finalizadas las obras, el resultado (creo que sin esperarlo) fue idéntico a lo acontecido al pueblo de Dios en el desierto, cuando construyeron el Tabernáculo de Reunión.
Y cuando los sacerdotes salieron del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaron habían sido santificados, y no guardaban sus turnos; y los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemás y los de Jedutún, juntamente con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con címbalos y salterios y arpas al oriente del altar; y con ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas), cuando sonaban pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para albar y dar gracias a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová.
Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa. (2ª Cron. 5:11-14)
Interesante a la vez que curioso, lo que ocurre cuando se hacen las cosas a la manera de Dios. ¿Verdad?
Una vez visto, (y totalmente convencido) de lo que acontece cuando es el Señor quien toma la iniciativa, y haya hombres dispuestos a hacer su voluntad, anhelo fervientemente ver la Gloria de Dios. Porque siento en lo más profundo de mi ser, que debe ser algo tremendo si es que la Gloria, del Dios de Gloria, cayera sobre mí y sobre la congregación a la que pertenezco; y más, desde que supe que “gloria” en hebreo, también se puede traducir como “peso”; así que si el “peso” de Dios se dejara sentir sobre nosotros o cayera, no lo podríamos resistir y tendríamos que salir corriendo del lugar donde nos encontrásemos, pero eso sí llenos de Su Gloria.
No es tiempo ahora de construir templos ni cosas semejantes, pero si que es tiempo de que se hagan las cosa a la manera de Dios; porque se supone que somos templo de Dios, (1ª Cor. 3:16) aunque desprovistos algunos de nosotros de los medios necesarios para que la Gloria de Dios sea una realidad en nuestras vidas.
Así que tendríamos que comenzar a considerar que, si cuando oímos el llamado de Dios, prestamos la suficiente atención para ir preparándonos, a la vez que rechazando todo lo que nos impedía vivir una vida plena en él.
Porque al igual que el Señor mandó a Moisés que preparara una determinada cantidad de minerales preciosos y de selecta materia prima, para construirle según su expresa voluntad un Santuario, y puso en el corazón del rey David, reunir grandes cantidades de oro, plata, etc., además de inspirarle el diseño del Templo que le iba a construir, demanda el Señor de nosotros que le ofrezcamos una materia prima mucho mas especial y selecta que el oro y la plata: Nuestra mente y nuestro corazón.
Para que con Su diseño, (La Palabra) y bajo la eficaz dirección del Espíritu Santo, y el ejemplo dado por Nuestro Señor Jesucristo, seamos capaces de llevar a cabo su voluntad hasta poder llegar a ver su Gloria. La Gloria de Dios.
Porque como desciende de los cielos, la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que quiero y será prosperada en aquello para que la envié. (Isaías, 55:10-11)
Amén y amén.
Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.
Mi ahnelo es que el SEÑOR derrame de su Gloria sobre toda España. Empezando por sus hijos. Que sea el año del SEÑOR para toda la Tierra. Amen y Amen
He leído muchas veces estos pasajes, y sin embargo no había reparado en esta enseñanza tan crucial. Muchas gracias y que el Señor te bendiga a tí y a tu familia.