La Logística de Dios.

 

 

Algunos expertos en la materia, definen la logística como, el movimiento de los bienes correctos en la cantidad adecuada, hacia el lugar correcto, en el momento apropiado.

Aunque en términos bíblicos podríamos definir logística, como la disposición anticipada que Dios se toma, para lograr un fin o remediar un daño; en pocas palabras, logística, es igual a la Providencia de Dios.

Debido a esto, el Señor, es el mas competente y el mejor experto en logística en el cual podamos confiar. Él siempre tiene preparados los bienes correctos, en cantidades mas que adecuadas, en los lugares precisos y en el momento apropiado.

Como ejemplo de ello tenemos a José hijo de Jacob, cuando vendido por sus hermanos creyeron estos, que le estaban haciendo daño y era que la logística de Dios, había entrado en acción:

Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación.
Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por gobernador en toda la tierra de Egipto. (Génesis, 45:7-8)

Al igual que Moisés que cuando le llamó el Señor puso todas las excusas posibles para eludir ese llamado, pero el Señor ya tenía preparada la persona apropiada, su hermano Aarón:

Y él dijo: ¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar.  Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que el saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón.  Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que debéis hacer. (Éxodo, 4:13-15)

Y como desplegó el Señor su logística, preparando todo lo necesario, para la supervivencia de su pueblo en el desierto, una vez liberado de la esclavitud de Egipto. (Nehemías, 9:21)

Aunque creo que no necesitamos de la Biblia para saber de la logística de Dios; todos nosotros tenemos experiencia en ello.

Incluso un servidor puede hablar de ella, cosa que voy hacer:

Hace unos 12 años, durante una visita que realizamos a Alemania, el pastor que nos invitó me preguntó porque no teníamos un local para congregarnos (nos congregábamos en casas) y mientras le contestaba que no teníamos necesidad y que nos sentíamos muy a gusto haciendo nuestras reuniones a la orilla del mar o en el campo en verano, y durante el invierno en nuestra casa, tuve una visión; la visión fue la de una estructura o fachada de una fábrica, con su característico acabado industrial.

No le di la mayor importancia, y seguí exponiéndole mis razones al pastor, como que ya habíamos tenido un local, que estábamos bien así, etc. etc.

Al cabo de poco tiempo, estando ya de regreso en España, un hermano propietario de una pequeña industria, me pide que le acompañe para que le diese mi opinión sobre una nave industrial que necesitaba alquilar para ampliar su negocio; al llegar a ella y mientras el hermano me comentaba que era muy grande y costosa para él, me vino a la mente la visión que tuve en Alemania. Le pregunté a Paco, (así se llama el hermano) cuanto espacio necesitaba, y al contestarme que con la mitad mas o menos tendría suficiente, le propuse que la arrendara, y que nosotros (la congregación) nos quedaríamos con un tercio de ella haciéndonos cargo del alquiler correspondiente a ese tercio.

Así que nos trasladamos allí, con la seguridad que el Señor estaba detrás de ello.

Pasados unos cuantos años, ya se nos quedaba un poco pequeño ese tercio de nave industrial, necesitando otro lugar mas grande y con mejores condiciones para reunirnos. Un día paseando por la ciudad, vi un cartel en el que anunciaban la construcción de 25 nuevas naves industriales en un polígono de nuestra ciudad, me gustaron pero seguí mi camino, pensando que serían muy caras.

Pero al recordar de nuevo la visión que tuve en Alemania, regresé para ver con detalle la publicidad, pareciéndome preciosa la construcción. Y al comentarle a mi esposa y a algunos miembros de la congregación mi sentir, después de haber orado, sin mas dilación nos dirigimos a la oficina de ventas de la promotora de la obra. Allí nos facilitaron todo tipo de información, saliendo muy contentos y dispuestos a adquirirla.

Al ser miembros de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España, me dirigí al gabinete jurídico de esta entidad, pidiéndoles que nos aconsejaran sobre los pasos a seguir para adquirir dicha propiedad y no cometer ningún error jurídico ni administrativo.

El primer paso fue dirigirnos a las oficinas de la administración local, (tal y como nos indicaron) y allí recibimos un jarro de agua fría –si adquiríamos esa nave industrial no podríamos ejercer nuestra actividad en ella, al considerar que nuestra actividad no iba a ser industrial según los técnicos municipales-, ya que el expediente que constaba en su poder era para la construcción exclusivamente de 25 naves industriales. No tuve mas remedio, al ver la negativa del técnico municipal a concedernos la licencia pertinente, que visitar los despachos de varios concejales exponiéndoles el caso, además de escribir cartas, hacer reclamaciones, y muchas llamadas telefónicas, etc., y lo único que recibimos fueron muchas promesas de los políticos locales, nada mas.

Y al ver el resultado negativo de todas esas gestiones, pensamos que el Señor no estaba detrás de este asunto, que nos habíamos equivocado, y que el primer equivocado fue un servidor, al confiar en la visión.

Así que regresamos a la oficina de ventas, y con mucho pesar, le expusimos al constructor el motivo por el cual no íbamos a poder adquirir dicha nave.

Pasado un tiempo, nos enteramos por medio de la prensa que la empresa constructora, se personó ante los organismos municipales para modificar el proyecto inicial.

Cerca de dos años después, nos avisan de dicha empresa para comunicarnos que no se habían olvidado de nosotros y que nos habían reservado una de las naves (no teníamos ni idea.) Les habían aprobado la modificación del proyecto inicial, permitiéndoles dedicar de la edificación en construcción un 75% para naves industriales y un 25%, para naves de pública concurrencia, entre las que se encontraba la nuestra.

La sorpresa fue tan grande, que para asegurarnos, nos dirigimos de nuevo al ayuntamiento y allí, se nos confirmó por escrito que sí adquiríamos la “tan deseada nave industrial” podíamos ejercer nuestra actividad; que el Centro Cristiano de La Vila Joiosa, podía celebrar sus reuniones con total libertad.

Así que después de una laboriosa negociación con los constructores, pudimos conseguir dicha nave, (la que nos reservaron) sin ningún sobreesfuerzo económico al aceptar y concedernos, para nuestra sorpresa, todas nuestras condiciones para su adquisición. Poniéndonos inmediatamente manos a la obra, para acondicionar el local.

Fue muy importante esta experiencia para todos nosotros. En primer lugar para mí, al pensar que me había equivocado y que no era del Señor la decisión de adquirir “la nave industrial”.

¿Quién se iba a imaginar después de lo que nos aconteció, que Dios lo tenía todo previsto?

Él me dio la visión.

Él motivó al constructor a cambiar el proyecto inicial.

Él facilitó su aprobación.

Él puso en el corazón del constructor, reservarnos una nave.

Él nos escogió, el local idóneo.

Él nos ha ayudado a condicionarlo.

Él nos ha enviado el personal competente para ello.

Él lo está financiando.

Él lo está llenando.

Él lo está bendiciendo.

Así es como actúa nuestro Dios y esa es su logística. Porque, Él hace siempre mas a nuestras espaldas, que delante de nosotros.

¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? (Lamentaciones, 3:37)

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.