El Poder de la Palabra y La Palabra de Poder

 

Hay una porción de la Biblia tanto en el evangelio de  Mateo como en el de  Lucas, en que se nos muestra a Jesús, (una vez que hubo terminado de enseñar al pueblo la Palabra de Dios) poniendo en práctica la Palabra de poder; el siervo de un centurión estaba enfermo y el centurión clama a Jesús por la sanidad de su criado, diciéndole…. di la palabra, y mi criado sanará

El resultado por todos conocido fue…. que su criado fue sanado en aquella misma hora. (Mateo 8:5-13) (Lucas 7:1-10)

Es evidente que el poder de la Palabra de Dios, debe producir, llegado el caso, una palabra de poder.

Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para lo que la envié. (Isaías 55:11)

El PODER DE LA PALABRA.

La mayor parte del ministerio de Jesús fue dedicado a la enseñanza.

Enseñaba Jesús como relacionarnos con Dios y con los hombres, a la vez que mostraba el poder que posee en si misma, la Palabra de Dios.

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y mas cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. (Hebreos 4:12-13)

Generalmente no somos del todo conscientes de la acción liberadora y purificadora que en nosotros, genera la palabra de Dios; (Juan 8:31-32)  (Juan 15:3) esta, durante algún tiempo y sin que nos demos cuenta, y por distintos medios, se va abriendo un hueco en nuestro interior a través de nuestro intelecto, hasta que un día, sin poderlo precisar con exactitud, nos damos cuenta que recurrimos a la palabra de Dios inconscientemente, ante cualquier situación o conflicto en que nos encontremos.

Es el punto de partida para comenzar a experimentar la realidad de la palabra de Dios en nuestra vida, acomodándonos a buscar habitualmente la voluntad de Dios a través de ella.

Porque…… Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)

Llegando a ser el nutriente imprescindible para nuestro total crecimiento espiritual (Lucas 4:4) hasta que logremos obtener todo el poder de la palabra de Dios, como dejó dicho el Señor Jesús…..Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. (Juan 15:7)

LA PALABRA DE PODER.

Una vez que el poder de la palabra ha hecho mella en nosotros, al permitir que el Espíritu Santo tome control de nuestra vida (y no se trata de que nos convirtamos en criaturas, sin voluntad propia) si no que al haber podido comprobar las ventajas de permanecer bajo la cobertura de Dios, de una manera consciente y razonada, llegamos a ser depositarios de una revelación espiritual constante, abriéndose ante nosotros la oportunidad de utilizar toda la poderosa enseñanza acumulada a través de la Palabra. (Romanos 8)  (1 Corintios 2)

Convirtiéndose llegado el momento, el poder de la Palabra, en una Palabra de poder. Porque de esto se trata, que todo lo que llegue a nosotros a través de la Palabra de Dios, se convierta en una Palabra de poder en nuestras bocas, al ser conscientes totalmente de ese poder, por ser receptores del Espíritu Santo enviado por el Señor Jesucristo. (Juan 14:26) (Juan 15:26) (Juan 16:13) (Juan 20:21-23) (1 Corintios 3:16)

La Palabra de Dios ha penetrado en nosotros restaurando todo nuestro ser, para que una vez que esta haya terminado todo su renovador trabajo, y llenos del poder de la Palabra, (Hechos 2:36-47)  utilicemos la Palabra de poder haciendo todo lo posible para que produzca todo aquello, para lo que ha sido enviada. (Hechos 3:1-10)

Porque ¿de que serviría que morara la poderosa Palabra de Dios en nosotros y no utilizarla nunca?

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a Él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. (Efesios 3:20-21)

 

Que la Gloria sea siempre para nuestro Dios.

 

 

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