Cuarenta días después de haber resucitado y antes de ascender a los cielos, tuvo el Señor Jesús una pequeña conversación con los once discípulos que él escogió y preparó, comisionándoles para que continuaran con la obra que él inició, diciéndoles…
Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.